viernes, 21 de enero de 2022

La Historia de Maria Sophia: La verdadera Blanca Nieves



Muchas de esas historias de los hermanos Grimm se basan en hechos reales, Blanca Nieves no es la excepción, su historia real es triste y está inspirada en dos mujeres que existieron en realidad. 

Dos princesas históricas: la baronesa Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal (nacida en 1725) y la condesa Margaretha von Waldeck (nacida en 1533).

Según Voltaire, el hombre necesita de las fábulas para entender el mundo que lo rodea. En el caso de Blancanieves, la leyenda ha dado paso a la historia, porque la bella doncella, los siete enanitos, el espejo encantado y la reina malvada existieron de verdad, aunque no como nos narra el cuento, cuento que de por si tiene varias versiones.

El cuento de hadas de Blancanieves ha sido abordado desde la filología, la antropología, la psicología, y siempre con resultados abiertos a la polémica. Recién en las últimas décadas del siglo XX se dio paso a una nueva forma de investigar las raíces legendarias de estas historias populares, cuya fuerza principal proviene de estudios históricos comparativos.


Lohr am Main fue, desde tiempos remotos, una región minera. Se sabe que durante la Edad Media, y aún en épocas más recientes, sus túneles de menor envergadura eran prácticamente inaccesibles para los obreros, de modo que se utilizaba la mano de obra infantil para trabajar en ellos.



Una de las pruebas más significativas de ello se desprende del tamaño diminuto de las herramientas de trabajo descubiertas en la región, sin dudas manufacturadas para obreros de pequeña estatura, es decir, niños.

Estos pequeños obreros habitaban en una zona adyacente a Lohr am Main, llamada Hanau.

Gracias a la investigación del historiador de Lohr am Main, Karlheinz Bartels, sobre el cuento de Blancanieves y los Siete Enanitos, la pintoresca localidad a orillas del río Meno, en la Franconia alemana, puede sentirse orgullosa de haber visto nacer, el 15 de junio de 1728, a Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal, la joven que inspiró el cuento de Blancanieves. Muchas evidencias y puntos de conexión con las características de Lohr y sus alrededores prueban, desde 1986, esta peculiaridad del famoso cuento de los hermanos Grimm, lo que hace que destaque frente a la mayoría de los relatos infantiles; el historiador de Lohr, el Dr. Karlheinz Bartels, ha indagado en ella para traernos a la verdadera muchacha, que nunca fue especialmente feliz debido al desprecio de su madrastra. 

Cabe destacar que durante mucho tiempo se creyó que Blancanieves había sido concebida por el escritor italiano Giambattista Basile, que en el siglo XVI publicó el libro "Pentamerón, el cuento de los cuentos". Este era una antología de historias tradicionales en la que aparecía el relato de Lisa, una niña de siete años que, tras un accidente con una peineta mágica, cae en un estado inconsciente. Sus padres, desconsolados, la dan por muerta y la entierran en un ataúd de cristal, lugar en donde la joven sigue creciendo hasta adquirir el cuerpo y las facciones de una hermosa mujer. Una pariente, envidiosa de la belleza extraordinaria de Lisa, jura entonces acabar con ella y en su locura, rompe el sarcófago y toma a Lisa de los cabellos, en su intento por arrastrar el cuerpo para enterrarlo en el bosque, se desprende la peineta y la chica despierta.

Como se ve, esta suerte de protohistoria de Blancanieves carece por completo de sus ingredientes más conocidos, como el espejo mágico, los siete enanos, la manzana envenenada, la reina malvada y el príncipe enamorado. No fue sino hasta muchos años después, que los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm tomaron esa leyenda y la reescribieron en forma de cuento.

 


El cuento de Blancanieves de los Grimm

La historia narrada por los hermanos Grimm tiene inexplicables diferencias a la versión de Disney. Según el cuento, Blancanieves era una adolescente de extraordinaria belleza que tenía una madrastra que aspiraba a ser la más hermosa del reino, el día que se enteró de que su hijastra era efectivamente la mujer más hermosa de la Tierra, le ordenó a un cazador que la lleve al bosque y la asesiné, pero este cazador no cumplió y conmovido por la belleza de la joven, la deja libre y Blancanieves vive feliz en la cabaña de los enanos.

Hasta aquí, todo coincide con la película de Disney, es en la segunda parte del cuento de los hermanos Grimm cuando aparecen las diferencias más notables. En el momento que la madrastra se entera de que Blancanieves seguía con vida, decide tomar cartas en el asunto y matar a la joven con sus propias manos, lo intenta en tres oportunidades, la primera vez, con una primorosa cinta para el pelo; luego, con una peineta tóxica (un guiño a la leyenda medieval); y finalmente, con la famosa manzana envenenada. En las dos oportunidades anteriores, los enanitos llegaron a tiempo para rescatar de la muerte a su doncella. Pero, en la tercera, la madrastra se sale con la suya y la princesa finalmente cae inconsciente en el piso de la cabaña. Los enanitos se dan cuenta de que ya nada pueden hacer y deciden enterrarla en un ataúd de cristal porque no podían soportar que la tierra se devorara su belleza. Allí, en la espesura del bosque, la velaron durante años.


El final de la historia es lo más sorprendente, la diferencia es notable, un día pasaba por esas tierras un príncipe y al ver a Blancanieves se enamoró tanto de ella que pidió a los enanitos llevarla a su castillo para contemplarla durante toda su vida. Pero, al mover el ataúd, un trozo de manzana salió de la garganta de Blancanieves y ella se despertó. No hubo beso, sólo un afortunado accidente. Felices, el príncipe y Blacanieves se casaron. Invitaron a los enanitos y también a la madrastra, sólo que a ella le tenían preparada una sorpresa, fue obligada a bailar hasta morir, calzada con unos zapatos de hierro calentados al rojo vivo.


El castillo, propiedad de sus padres, donde vivía Blancanieves. Hoy, Museo del Spessart del distrito Main Spessart. Foto: Barbara Grimm


La historia real


El 15 de Junio de 1729 nace la pequeña María Sophia en el castillo de Lohr, Alemania, hija del príncipe Philipp Christoph von Erthal y de Maria Eva von Bettendorf.. Su padre era Philipp Christoph von Erthal, noble del territorio y gran diplomático que se relacionaba con toda la nobleza de Europa cumpliendo las funciones de ministro de exteriores. Una vida muy activa que se paralizó de pronto cuando falleció su esposa.

Dos años después, volvió a encontrar la felicidad con una nueva esposa: la bella Claudia Elisabeth Maria von Venningen, Condesa Imperial de Reichenstein, madrastra de Maria Sophia. Y aunque la relación entre la joven y su madrastra no era tan mala como asegura el cuento, la condesa siempre beneficiaba a los hijos de su primer matrimonio y menospreciaba a la condesa, que, a causa de la varicela, había quedado ciega. El cronista de la familia Erthal describía a Maria Sophia como "un ángel caritativo y bondadoso". Con el correr del tiempo su madrastra comenzó a desfavorecerla cada vez más. En el pueblo se hablaba también del trato negativo que su madrastra le propinaba, un desprecio del que el pueblo era siempre muy consciente y que a todos entristecía. Fue precisamente por este sentimiento de compasión por parte de los habitantes de Lohr, por lo que los hermanos Grinn se sintieron atraídos por la figura de María que era muy joven, bella y noble de corazón, una chica que era constantemente maltratada y envidiada por su malévola madrastra. María Sophia tenía unos amigos que la estimaban mucho, por su bondad hacía ellos, rodeada de unos niños que eran explotados en las minas, los hermanos Grimm, los autores debieron basarse en estos niños que trabajaban en las minas de la región. Niños que envejecían prematuramente por la búsqueda de minerales y del trabajo continúo que los hacían parecer auténticos ancianos de pequeña estatura, estos niños, que vestían largos abrigos y gorros, acabaron convertidos en los enanos del cuento. Como puedes ver la verdadera esencia de “Blancanieves” tiene un perfume verdaderamente triste. Pero como contadores de cuentos para niños, los hermanos Grimm se encargaron de dar vida y color a la tristeza para endulzarnos con amores verdaderos y finales felices.

Las crónicas aseguran que, en una fiesta, Maria Sophia conoció al príncipe Felipe II de España, hijo de Carlos V y María de Portugal, pero el padre no autorizó la boda porque políticamente no le convenía.

El cuento no empezó a escribirse hasta que la joven María fallece, no se sabe todavía cuál fue la razón de su muerte, pero evidentemente queda claro que no hubo príncipe ni final feliz. Su padre casi nunca estaba en el castillo y la joven pasaba largas temporadas en compañía de esa mujer que siempre favoreció a sus propios hijos antes que a ella. La rechazó por ser bella, por ser caritativa y por poseer ese defecto físico en su visión. se cuenta que para deshacerse de Maria Sophia hizo envenenar los frutos de los árboles por donde la joven solía caminar; otros escritos revelan que la joven fue envenenada por la policía secreta del rey y no por su madrastra como dice el cuento. Se dice que el ataúd en el que fue enterrada era especialmente distinguido, pues a pesar de que no era totalmente de cristal, poseía algunas piezas talladas por esa industria manufacturera de cristal de la región, que quiso hacerle un homenaje a la joven.

La principal prueba de que Blancanieves sería natural de Lohr es el “Espejo Mágico que hablaba”. El impresionante y rico espejo de 1,60 metros de altura aún se puede admirar en el museo del Spessart, en el castillo de Lohr que perteneció a los padres de Blancanieves. El espejo procede de la manufactura de cristal de Lohr, fundada en 1698, que adquirió fama y prestigio en toda Europa, no sólo por su delicada y refinada artesanía, sino porque las materias primas que utilizaba para la fabricación del vidrio procedían, además de la propia región, también de España. En efecto, el carbonato sódico, conocido como ceniza de soda o sosa, era importado de Alicante, a orillas del Mediterráneo español.

El espejo fue un regalo del padre de Blancanieves a su segunda esposa y hablaba, como muchos de los espejos fabricados en Lohr, sobre todo por las leyendas que figuraban en sus marcos, especialmente a través de sus aforismos, pero también por sus curiosas propiedades acústicas, que hacen que, al hablar cerca de él, la reverberación haga que resuenen las palabras. La clara referencia a su egoísmo en el medallón de la derecha (se lee “Amour Propre”) debió de herir mucho la vanidad de la madrastra.

También se han comprobado las referencias locales en el área de Lohr. El «bosque virgen» en el cual fue expuesta Blancanieves, era naturalmente el Spessart. En la actualidad, Lohr, incluso recibe el nombre de «la Puerta del Spessart». El camino de huida de Blancanieves, sobre las siete montañas, era el Höhenweg, mencionado ya en el siglo XIV

Respecto a la manzana envenenada, la investigación de Bartels ha descubierto, citando bibliografía competente en la cual se describe el veneno, que la mitad de la manzana fue sumergida por la malvada madrastra en zumo de belladona, fruto que se encuentra también en el Spessart. Sus bayas contienen Atropa belladonna utilizada, incluso a día de hoy, en medicina. Su narcótico produjo en Blancanieves una rigidez tal como si hubiera fallecido.

El sarcófago transparente de cristal y las zapatillas de hierro, con las cuales, en castigo, la madrastra debía bailar hasta caer muerta al suelo, se producían habitualmente en la manufactura de vidrio, el primero, y por herreros, gracias a los minerales de hierro maleables del Spessart.

Debido a las cualidades de Maria Sophia, la población de Lohr la había convertido en una especie de hada. El cronista de la familia Erthal, M. B. Kittel, describía a Maria Sophia como una joven noble y llena de virtudes, un ángel caritativo y bondadoso, activo contra la pobreza y la indigencia que demostraba su amabilidad personal. Para el imaginario colectivo de la población de Lohr y el Spessart, la niña de los Erthal representaba la imagen ideal de la hija de un Rey.

Otro hecho que hacía que el pueblo sintiese simpatía hacia Maria Sophia, a la vez que añadía crueldad al comportamiento de su madrastra, era la ceguera parcial que María Sophia padecía desde niña y que se debía a las secuelas de la varicela.

Estos hechos que, a lo largo de la historia no ocurren con frecuencia, debieron llegar a oídos de los hermanos Grimm que vivían cerca, en Steinau. Así, pocos años después de la muerte de Maria Sophia, siguió la redacción y, al final de 1812, la primera publicación del cuento de Blancanieves y los siete enanitos.



 

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