Ante mí apareció un anciano de elevada estatura, pulcramente afeitado a excepción de un gran bigote cano, y vestido completamente de negro, sin una sola nota de color. Me indicó que entrase con un gesto cortés de su mano derecha, diciendo en excelente inglés, aunque con un extraño acento:
- ¡Bienvenido a mi casa! ¡Entre libremente y por su propia voluntad!
No hizo el menor ademán de salir a mi encuentro. Permaneció allí inmóvil cual estatua, como si sujeto de bienvenida lo hubiese dejado petrificado. No obstante, en cuanto traspasé el umbral, se adelantó impulsivamente y, tendiéndome la mano, apretó la mía con tal fuerza que me hizo estremecer de dolor, sensación que no disminuyó por el hecho de que estuviera tan fría como el hielo y más bien pareciera la de un muerto.
"Lo que vi fue la cabeza del conde saliendo de la ventana. No le vi la cara, pero supe que era él por el cuello y el movimiento de su espalda y sus brazos. De cualquier modo, no podía confundir aquellas manos, las cuales había estudiado en tantas oportunidades. En un principio me mostré interesado y hasta cierto punto entretenido, pues es maravilloso cómo una pequeña cosa puede interesar y entretener a un hombre que se encuentra prisionero, Pero mis propias sensaciones se tornaron en repulsión y terror cuando vi que todo el hombre emergía lentamente de la ventana y comenzaba a arrastrarse por la pared del castillo, sobre el profundo abismo, con la cabeza hacia abajo y con su manto extendido sobre él a manera de grandes alas. Al principio no daba crédito a mis ojos. Pensé que se trataba de un truco de la luz de la luna, algún malévolo efecto de sombras, Pero continué mirando y no podía ser ningún engaño. Vi cómo los dedos de las manos y los pies se sujetaban de las esquinas de piedra, desgastadas claramente de la argamasa por el paso de los años, y así usando cada proyección y desigualdad, se movían hacia abajo a una considerable velocidad, de la misma manera en que una lagartija camina por las paredes.
¿Qué clase de hombre es éste, o qué clase de ente con apariencia de hombre? Siento que el terror de este horrible lugar me está dominando; tengo miedo, de que no haya escape posible para mí. Estoy rodeado de tales terrores que no me atrevo a pensar en ellos..."
Bram stoker, Drácula
Dracula la obra más famosa de Stoker se convirtió en una de las historias de terror más icónicas de todos los tiempos. Abraham "Bram" Stoker (8 de noviembre de 1847 - Londres; 20 de abril de 1912) fue un novelista y escritor irlandés, conocido por su novela Drácula (1897).
Drácula es una novela publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker, quien ha convertido a su protagonista en el vampiro más famoso. Se dice que el escritor se basó en las conversaciones que mantuvo con un erudito húngaro llamado Vámbéry, quien le habló de Vlad Drăculea. Vlad III, conocido como Vlad el Empalador príncipe de Valaquia
La novela, escrita de manera epistolar, presenta otros temas, como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo o el folclore. Como curiosidad, cabe destacar que Bram Stoker no inventó la leyenda vampírica, pero la influencia de la novela ha logrado llegar al cine, el teatro y la televisión. Desde su publicación en 1897, la novela nunca ha dejado de estar en circulación, y se suceden nuevas ediciones. Sin embargo, hasta 1983 no abandonó el terreno marginal de la literatura sensacionalista para incorporarse a los clásicos.
Bram stoker se habría inspirado en varias historias reales y en leyendas.
Fuentes de Stoker
Para describir los paisajes de Rumanía, Stoker se sirvió de dos obras: una, de Emily Gerard, La tierra más allá de los bosques (1888); y la otra, un Informe sobre los principados de Valaquia. Para hallar al verdadero Drácula histórico, debemos remitirnos a los antecedentes literarios de la novela de Stoker: en Varney el vampiro o El banquete sangriento (novela de la época victoriana que contribuiría a difundir el mito de los vampiros en Inglaterra) y en los textos de Polidori, Charles Nodier, Hoffmann, Samuel Coleridge, Sheridan Le Fanu, Teophile Gautier entre otros.
También se dice que Bram Stoker se basó en la figura de la condesa húngara Erzsébet Báthory (1560-1614) y, de hecho, esta aparece como personaje en Drácula, el no muerto, secuela de la novela de Stoker escrita por su sobrino-bisnieto Dacre Stoker. Según la leyenda bebía y se bañaba en sangre, creyendo que le devolvería la juventud. Publicaba avisos en los que solicitaba doncellas para integrar su corte, a las que luego asesinaba y quitaba la sangre. Cuando fue descubierta, se encontraron en las mazmorras de su castillo decenas de cadáveres de mujeres desangradas. Sin embargo, muchos historiadores coinciden en que esto no era más que invención de sus enemigos para justificar su ejecución y hacerse así con sus posesiones. Todos los ayudantes de la condesa Báthory fueron decapitados. Ella fue condenada a vivir encerrada en su cuarto recibiendo los alimentos por un hueco practicado en la pared, ya que por aquel entonces la pena capital estaba prohibida para la nobleza. Tiempo después fue encontrada muerta por uno de sus carceleros.
Mediante los diarios que escriben los personajes principales (excepto el propio Drácula), cartas que se intercambian, telegramas, noticias de prensa, albaranes y facturas, Stoker desarrolla una historia, con pequeños saltos en el tiempo bien administrados, en la que se revela la desmesurada ambición de poder de Drácula, quien se traslada a Londres y mueve ejércitos de ratas, niebla, lobos, murciélagos y tormentas para lograr su objetivo.
Stoker conocía los detalles de la superstición y atribuye a Drácula los rasgos peculiares del vampiro, tales como: Lograr obediencia de seres repulsivos, como las ratas, moscas, arañas y los murciélagos, pero también de los lobos, los dingos y los zorros.
· Telepatía, control mental.
· Una fuerza sobrehumana.
· Convertirse en animal o en niebla.
· Perder facultades durante el día. El vampiro huye de la luz diurna, que lo destruye
· Dormir sobre tierra, traída de su lugar natal, en el interior de un ataúd.
· Beber sangre humana (su único alimento) y convertir en vampiros a quienes aseste su mordedura fatídica y bautice con su propia sangre haciéndoles beberla. Si únicamente son mordidos, no se transforman en vampiros.
· Se le puede mantener a raya con crucifijos, ristras o flores de ajo, la Sagrada Forma consagrada y agua bendita; pero para que muera realmente, se le ha de clavar una estaca en el corazón o se lo ha de decapitar.
· También van Helsing menciona que sí, cuando está dentro del ataúd, se coloca una rosa sobre la tapa del mismo no podrá salir; aunque Harker y sus colegas no tienen ocasión de hacerlo. El Drácula de Stoker tiene todos los elementos de los vampiros que lo precedieron, más algunas características tomadas del hombre lobo, cuya historia había sido publicada poco antes. Hay que considerar que Stoker ya tenía la concepción de su novela desde 1890 y que Drácula tardó siete años en publicarse. Además, el autor escribió la novela en diarios, libretas, notas y servilletas,
Bram Stoker escribe esta magistral novela en forma de diarios y cartas que los personajes principales van intercambiándose. Una obra trascendental de la literatura gótica que abrió un nuevo camino en la novela de terror y que instauró la figura del aristócrata transilvano como arquetipo del mal y modelo de seducción perversa, y sus páginas han sido fuente inagotable de innumerables adaptaciones cinematográficas.
A pesar de ello su autor murió pobre y olvidado. Drácula, la obra más famosa del escritor irlandés Bram Stoker, es una novela que sería mundialmente aclamada años después de su muerte, pasó en su momento sin pena ni gloria. No sería hasta 1922, cuando el director de cine alemán F. W. Murnau llevó a la pantalla la obra maestra del cine mudo Nosferatu, y posteriormente cuando el actor húngaro Bela Lugosi encarnó con éxito al malvado conde en diversas películas, cuando el personaje vampiresco creado por Stoker se hizo mundialmente famoso, convirtiéndose en un mito de la cultura universal.
Inicialmente, la obra de Stoker se titulaba El no-muerto, y el vampiro que protagonizaba la novela se llamaba Conde Wampyr. Stoker, que trabajó como funcionario en Dublín, nunca viajó más allá de Viena e incluso parece ser que jamás visitó Rumania. En el ensayo publicado en 1998 por la profesora Elizabeth Miller, esta asegura que la documentación de la cual se sirvió Stoker para crear el personaje de Drácula indica que el escritor no poseía tampoco grandes conocimientos biográficos acerca de Vlad III, el sanguinario príncipe valaco del siglo XV en el cual, se cree, se inspiró para escribir su obra. Algunos historiadores sugieren que Stoker no se inspiró en la oscura y brutal vida de Vlad III el Empalador, sino que en realidad sus ideas estaban influenciadas por el folclore irlandés.
Drácula fue escrita en plena época victoriana y trata de algo muy insólito en esa época: el deseo sexual. Y no lo hace sólo cuando se refiere a los escarceos amorosos del conde, sino también cuando habla del "consentimiento" de las víctimas, cuando éstas permiten la entrada del vampiro en su dormitorio. Esto explicaría la bienvenida que da el conde Drácula al abogado Jonathan Harker al principio de la obra: "Entre libremente y por su propia voluntad".
Pero cuando Bram Stoker publicó la novela en 1897 todo era un poco distinto, pues la crítica fuer voraz con la publicación del autor irlandés. Por ejemplo, la revista Athenaeum, pensó que Drácula era una novela deficiente tanto por su “destreza constructiva como en el aspecto literario más elevado” y que “por momentos parece una mera sucesión de acontecimientos grotescos e increíbles”. Por su parte, el reseñista de Bookman se refería así de la novela: “lo hemos leído casi entero con absorta atención”. Si bien la última no es una crítica dura, tampoco se refiere al libro con elogios.
Cuando la novela se publicó incomodaba no sólo porque era sangrienta, sino por su alto y sugestivo contenido sexual, atributo que ha perseguido a la figura del vampiro hasta nuestros días. Pero, la verdad sea dicha, aunque muchos críticos en la actualidad admiran el hecho de que Stoker no viajara a Valaquia, Transilvania y los Carpatos y los describiera con tanta exactitud, lo cierto es al inicio Drácula ni siquiera se llamaba así.
En un inicio Stoker quería escapar de todos los atributos que la literatura gótica y el romanticismo habían imprimido sobre la figura del vampiro: desde el primer cuento moderno de vampiros escrito por Polidori (secretario de Lord Byron) titulado “El Vampiro”, hasta la femme fatale que Carmilla (1872) de Le Fanu representa. De ahí que, cuando Stoker empezaba a gestar la escritura de Drácula, los atributos de su vampiro fueran los siguientes:
Poder para generar pensamientos malignos o para desterrar los buenos en las personas presentes.
· Camina entre la niebla por instinto y es capaz de ver en la oscuridad.
· Insensibilidad a la musical.
· Los pintores no pueden pintarlo; sus retratos siempre recuerdan a otra gente.
· No se lo puede fotografiar, sale velado o como un esqueleto.
· No hay espejos en la casa del conde, nunca se ve su reflejo en ninguno, ¿sin sombra?
· Nunca come.
Lo cierto es que cuando Bram Stoker conoció la historia de Vlad Tepes “El empalador” ya tenía avanzada la novela. Y es que, en un inicio, su vampiro era un reviviente llamado el conde Wampyr.
Escritores como el también irlandés Oscar Wilde dijeron que Drácula era la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos y Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, dijo de ella que “es que es muy de la época victoriana". Drácula se confirma como el triunfo del terror gótico de la época, que crea personajes tan emblemáticos como Frankenstein, el doctor Jekyll o Mr. Hyde.
Los conocimientos teatrales de Stoker, dotan a Drácula de una atmósfera y de una fuerza que hacen que el personaje no sea tan sólo una criatura siniestra que se levanta de la tumba por las noches para chupar la sangre de los vivos, sino también un ser implacable poseedor de una mente muy aguda.
Pero en realidad, Stoker nunca se sintió un novelista. De hecho, la literatura estaba ahí como lo estaba la crítica teatral o sus trabajos como periodista. Y aunque el reconocimiento mundial le haya llegado a través de la mirada de un vampiro, el escritor irlandés no siempre abrazó el género del terror. Su primera obra, El país bajo el ocaso, fue un libro de cuentos donde aparecen seres fantásticos como hadas, ángeles, trolls y castillos, y estaba profundamente influenciado por la figura de su madre, la cual en su niñez le había contado historias protagonizadas por muchos de esos seres fantásticos.
Bram Stoker era un hombre profundamente reservado. Su matrimonio (casi sin sexo) con la actriz Florence Balcombe (la misma que había sido novia de Oscar Wilde, gran amigo del escritor), su intensa adoración por el poeta Walt Whitman, su relación con Henry Iriving (para el cual trabajó como secretario y representante durante 29 años) y sus intereses compartidos con Wilde, así como ciertos aspectos homoeróticos de su obra han llevado a muchos a especular sobre la posible homosexualidad reprimida de Stoker, que habría usado la ficción como una vía de escape para sus frustraciones sexuales. En 1912, Bram Stokerker se erigió como un firme enemigo de los homosexuales, y exigió el encarcelamiento de todos los autores homosexuales en Gran Bretaña, lo que ha hecho pensar a algunos investigadores que él mismo no aceptaba su condición sexual.
Su última gran novela, La dama del sudario, repite la fórmula de Drácula. Construida en base a documentos apócrifos y ambientada en un imaginario país de los Balcanes en los albores del siglo XX, la novela se nutre de correspondencias privadas, diarios e informaciones de prensa para sumergirnos en una trama gótica llena de aventuras extrañas e inquietantes.
Bram Stoker falleció el 20 de abril de 1912 sin conocer el éxito. De hecho, murió pobre y olvidado tras contraer la sífilis en alguno de los rodeos amorosos con prostitutas en los que acompaño al actor Henry Irving. Su fallecimiento coincidió con el hundimiento del Titanic, y su muerte apenas mereció un breve recuerdo en los obituarios de la prensa de la época.
Drácula (1897) fue su creación literaria más reconocida, en la cual realzó los matices del vampirismo y la cual pasó a ser una obra literaria transmitida a través de los años.
Películas, videojuegos, cómics, libros y series televisivas han vuelto popular la creencia acerca de seres humanos muertos que beben sangre para mantenerse activos. Pero como todo mito, los vampiros nacen de la imaginación colectiva y de la ciencia.
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