domingo, 15 de enero de 2017

El misterio de la Tumba de Edgar Allan Poe “Poe Toaster”


 Faltan pocos días para el cumpleaños de Poe por ende se viene el tributo “Poe Toaster” Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 -Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849) la misteriosa figura vestida de negro que ha aparecido en la tumba de Poe cada año durante los últimos sesenta y un años. Documentado por primera vez en 1949, la “Poe Toaster “planea un brindis de coñac y deja tras de sí tres rosas rojas de tallo largo en la tumba del autor. Una rosa es presumiblemente por Poe, la segunda para su esposa, Virginia Poe, y el tercero para su madre en ley, Maria Clemm, quienes descansan junto al autor. Hasta la fecha, la identidad de la tostadora del Poe se ha mantenido en secreto, por lo que él, o ella, es uno de los verdaderos misterios de Estados Unidos.



Poe Toaster es un medio de comunicación epíteto utilizado popularmente para referirse a una persona no identificada (o más probablemente dos personas en sucesión, posiblemente padre e hijo) que, durante más de siete décadas, realizo un tributo anual al escritor estadounidense, la tostadora original hacía que la visita anual a partir de algún momento de la década de 1930 (aunque ningún informe apareció impreso hasta 1950) hasta su muerte en 1998, después de lo cual la tradición se pasó a "un hijo ". 

Edgar Allan Poe siempre fue un hombre enigmático. Perteneciente al Romanticismo oscuro, el poeta maldito pasaría a la historia por sus cuentos de terror y por ser el precursor del relato detectivesco, pero con lo que no contaba Poe es con que incluso después de muerto generaría misterio. La huella de su leyenda sigue presente en la actualidad gracias a sus obras inmortales, pero también por su vida, por ese espíritu donde lo trágico se mezclaba con lo romántico perfilando esa figura tan atractiva.
Su fallecimiento se produjo el 7 de octubre de 1849 con apenas cuarenta años de edad; según cuentan, cuatro días antes de su muerte, Poe deambulaba por las calles de Baltimore delirando. La persona que lo encontró lo llevó rápidamente al hospital, por supuesto como en todo buen misterio, existen varias hipótesis al respecto: suicidio, asesinato, enfermedades venéreas, etc. No se sabe con exactitud cuál pudo ser la causa de la muerte de Poe, pero lo que sí se sabe es que el escritor era bastante inestable emocionalmente, tanto es así que después de quedar viudo intentó rehacer su vida con algunas mujeres; aunque su fijación por la poetisa Sarah Helen Whitman lo hizo intentar suicidarse para que ella accediera a la petición de matrimonio, finalmente el intento de acabar con su vida no surtió el efecto deseado por Poe, aunque Whitman si accedió a casarse con él, aunque poco tiempo después ella canceló el compromiso.
Después de ponernos un poco en su situación respecto a la inestabilidad de Poe, no nos extraña que aquella fatídica noche caminara delirando por las calles de Baltimore; según declaraciones de la época encontraron a Poe en un estado deplorable, despeinado, poco aseado y con la mirada pérdida. Su salvador fue el Dr. John Joseph Moran que se encargo de cuidarlo y de acompañarlo junto a su esposa cuando este entraba en estado de delirio, incluso cuando ya se encontraba en su fase de agonía.
Tampoco es que podamos corroborar con exactitud lo ocurrido esos días previos al fallecimiento, casi todos los registros y documentos médicos han ido desapareciendo con el tiempo.
El funeral de Poe se celebró un día después de su fallecimiento; fue un servicio sencillo al que acudieron muy pocas personas, un tío y un primo. La esposa del Dr. Moran aportó el sudario y fue oficiado por un reverendo primo de la esposa de Poe.

Edgar Allan Poe está enterrado en el cementerio de Baltimore. Originalmente no tenía lápida ni elementos de ornamentación, tan solo estaba marcada por un bloque en la que se podía leer “Nº.80”. No fue hasta veinticuatro años más tarde, cuando un poeta visitó la tumba y publicó un artículo sobre la podredumbre de la sepultura del escritor y pidió que un monumento más apropiado a su recuerdo.
La tumba de Edgar Allan Poe se encuentra en Maryland, Baltimore, Es una losa más bien sencilla en la que se halla un cuervo esculpido, el símbolo que más identifica su obra gracias al famoso poema “The raven“.
Para seguir con el misterio, cada 19 de Enero, durante siete décadas, entre las doce y las cinco de la mañana, un hombre con sombrero y abrigo negro regaba la lápida de Poe con una botella de coñac y dejaba tres rosas rojas a sus pies. Nunca pudo ser revelado quién era aquel misterioso hombre, al que todos vieron pero nadie se acercó a preguntar nunca.
Son muchos los testigos que han podido ver año tras año, una figura vestida de negro abriéndose paso en las madrugadas del 19 de enero, su objetivo, dejar tres rosas y una botella de coñac en la tumba del escritor y periodista. Hay años en que varios equipos de las televisiones locales aguardan estratégicamente escondidos en el cementerio con el fin de “cazar” a ese personaje, pero nunca han podido dar directamente con él, no hay más testimonios de extrañas fotografías con sombras difusas.
La prensa piensa que no se trata de una sola persona, alguien que desde 1949 tomó la decisión de realizar esta peripecia de tintes románticos, según explican se trata varias personas unidas por un mismo fin y una misma admiración a los que denominan coloquialmente como “Poe Toasteral pie de la tumba de Edgar Allan Poe por las mañanas.



Un hombre inició esta costumbre en 1949 hasta 1998 en que murió, puesto que se año no hubo ningún tributo en la tumba de Edgar Allan Poe. Después, la tradición fue retomada fielmente por su hijo, quien añadió un pequeño cambio que todo el mundo agradeció, dejó pequeños mensajes, cartas encriptadas al más puro estilo de Poe, algo que levantó aún mayor expectación entre la prensa y los admiradores de los “Poe Toaster”.
Lo triste de esta historia es que desde el 2010 no ha vuelto a repetirse  finalizando un homenaje que sesenta años ininterrumpidos. De su figura fantasmagórica nos queda apenas una difusa fotografía, publicada en la revista Life, y no mucho más. Todos los 19 de enero, día de su aniversario, ya nadie ha vuelto a dejar esas tres rosas y la botella de coñac para el alma de Edgar Allan Poe.

Desde luego todo un misterio para uno de los maestros universales del terror que sigue generando misterio, Edgar Allan Poe sigue rodeado de ese halo que tan bien supo describir en sus obras.

 







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