miércoles, 19 de enero de 2022

Los Gatos: Mitos y Leyendas



Cuenta la leyenda que, en el momento de la creación, todos los animales formados en fila, y cada uno con su turno le pedían a Dios el atributo que más deseaban tener. El pavo real anhelaba belleza, la gacela, rapidez, el león coraje, el caballo, gracia, y así cada uno hizo se pedido. El gato, que era el último de la fila, escuchó pacientemente todos los pedidos, y cuando llegó su turno, pidió un poco de cada uno de esos atributos, sin dejar ni desmerecer ninguno, dice la leyenda que es por eso que en muchas culturas el gato es considerado el animal más perfecto e inteligente sobre la tierra...







Los gatos actuales comparten un antepasado común que probablemente esté relacionado con los Aitanis. Estos pequeños carnívoros de los bosques aparecieron hace alrededor de 60 millones de años y tenían la velocidad y la talla de las jinetas actuales, con un cuerpo alargado y una larga cola. Quedan pocos fósiles en el hemisferio norte.

El origen de los felinos está mal documentado en el registro fósil ya que los antepasados de los félinos vivían normalmente en zonas tropicales, que no ofrecen buenas condiciones para la fosilización. Las especies desaparecidas consideradas más cercanas al antepasado de los felinos serían el proailurus (pequeño carnívoro europeo y arborícola aparecido hace 40 millones de años)

El gato doméstico, Felis catus es su nombre ciéntifico, es una subespecie de mamífero carnívoro de la familia de Felidae. Se cree que está en convivencia con el ser humano desde hace unos 9.500 años.  

 El nombre actual en muchas lenguas proviene del latín vulgar catus. Irónicamente, catus aludía a los gatos salvajes, mientras que los gatos domésticos, en latín, eran llamados felis.

El gato un animal carismático, considerado símbolo lunar. Deidad del panteón de divinidades egipcias con rostro de gato y adorado como Bastet. Gozó en el antiguo Egipto de un gran prestigio y veneración. Su muerte, todos los miembros del clan se ponían de luto e incluso se afeitaban las cejas como signo de dolor a veces era considerado, signo de mal augurio, se lamentaba con grandes demostraciones públicas de dolor, siendo en particular sentida y temida la muerte de los gatos poseedores de ojos verdes. No hay que olvidar que entre este misterioso pueblo el color verde simbolizaba peligro y futuros sucesos nefastos. Se les momificaba y enterraba en necrópolis, habiéndose hallado en algunas de ellas millares de momias gatunas. Se cree que la domesticación del gato tuvo lugar en Egipto durante el tercer milenio a.C. Se convirtió en un animal de compañía apreciado por su dulzura, su gracia y su indolencia, pero el gato es sobre todo un animal protector. 

Quizás la verdadera historia del gato comienza en Egipto. Durante la quinta dinastía (2.500 años a.C) En la mitología egipcia es ocupo siempre un lugar privilegiado.


Era el animal sagrado de la diosa Bastet, una de las más veneradas divinidades del antiguo Egipto. Se promulgaban leyes prohibiendo la exportación de gatos. Producir la muerte de uno de estos animales se consideraba un grave delito (aunque fuera accidental) y el culpable era condenado a muerte.

 Por 1890 se descubrió en Egipto un antiguo cementerio de gatos en el que descansaban para la eternidad más de 170.000 gatos. Otra curiosidad es que en caso de catástrofes el gato era lo primero de toda la casa que se ponía a salvo.

Los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerles de las enfermedades y los malos espíritus.

Los Egipcios de la Antigüedad nombraban el gato con la onomatopeya «miu»

Los gatos eran animales salvajes que comenzaron su proceso de domesticación hacia el año 3000 a. C., debido a la abundancia de ratones que abundaban en los silos de grano que existían en Egipto. El gran valor del gato como cazador de ratones hizo que los egipcios intentasen y lograsen su convivencia doméstica, pese a lo cual el gato no perdió su status divino. La religión del antiguo Egipto incluyó el gato entre sus símbolos sagrados, estaba considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad.

La misma belleza del animal hizo que la diosa Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, fuese representada con cabeza de gato.

Los griegos, conocedores del valor del gato como cazador de ratones, intentaron comprar una pareja para hacerlos criar en Grecia; dada la naturaleza sagrada del gato los egipcios se negaron a esta transacción. Pero los griegos, a pesar de este argumento o quizá debido a él, robaron una pareja que llevada a Grecia extendió la raza al resto de Europa.


Para los antiguos griegos, el origen del gato se remontaba a Artemisa, diosa de la caza, que había dado vida al gato para poner en ridículo a su hermano Apolo, que previamente había creado al león para asustarla.

 El gato se comunica a través de vocalizaciones. Las más populares son su característico maullido y el ronroneo, pero puede aullar, gemir, gruñir y bufar.




Los Gatos desarrollaron el maullido con la única finalidad de poder comunicarse con el ser humano. Además, adopta poses o expresiones que informan, a sus congéneres, sus enemigos o sus cuidadores, de su ánimo o sus intenciones. Según los médicos, las mascotas además de ofrecer compañía, afecto y protección, ayudan a sus dueños a reducir el nivel de stress y la presión arterial; potencian la autoestima y la habilidad social; así como contribuyen a mejorar la comunicación y la afectividad dentro del hogar. Incluso están comprobados los beneficios de vivir con mascotas en la curación más rápida de enfermedades y la reducción de la presión arterial, además de propiciar la adopción de hábitos de vida más saludables. 

En la época de los romanos gozaron también de justa fama ya que para ellos simbolizaban la victoria y los llevaban con sus legiones. En el siglo V desembarcaron en los Países Bajos y de ahí se extendieron por toda Europa y ayudaron a acabar con los ratones. 

Los gatos fueron reverenciados en el tiempo de los faraones egipcios y denostados durante la inquisición, se creía que en los gatos había espíritus de brujas, eran asociados con el diablo.



En la Edad Media, la suerte del gato cambió considerablemente. Se le consideraba unido a seres diabólicos, vinculado con brujos y hechiceros, y numerosas supersticiones se refirieron a él...

La simple posesión de uno servía para acusar a una persona de bruja o de ejercer la brujería. Esta persecución fue especialmente grave en Inglaterra, Alemania y Francia, lugares en los que el día de Todos los Santos se comenzaban los festejos quemando en la plaza pública cestos llenos de gatos vivos... esta costumbre fue abolida por tortura allá por 1648. Debido a esta persecución los grandes «beneficiados» fueron los ratones y las ratas de cloaca.

Históricamente, los gatos negros fueron asociados simbólicamente a brujería y el mal. Los gatos negros (y a veces, otros animales del mismo color o incluso blancos) se temía que fueran los familiares de brujas. En el siglo XVII, el gato comenzó a ser asociado a la brujería en muchas áreas del mundo. El gato negro fue visto generalmente como buena suerte; sin embargo, en los EE. UU. y zonas de Europa, que mantuvieron cazas de brujas, la asociación con las brujas los hizo ser considerados como portadores de mala suerte.

Un relato mitológico cuenta que la hermosa Demeter, aterrorizada ante la furia de Tifón, huyó de éste transformada en una silenciosa gata.

En la misteriosa Irlanda precristiana, la de los druidas recitadores de la Sabiduría del Arcano, los llamados Ollave, Maestros de la Poesía, existió un famoso santuario-cueva, en el cual moraba una delgada gata negra. Sentada en una enorme silla-trono de piedra, altiva e iracunda daba respuesta a todos aquellos que temerosos y respetuosos que se atrevieran a inquirirle por el futuro que les aguardaba.

Entre los celtas, los gatos gozaron fama de animales proféticos.

Hay una leyenda, que atribuye a San Martín, de forma involuntaria la creación del primer gato. Cuentan que este santo estaba reposando un día en un molino repleto de grano a la espera de su próxima molienda, cuando vio que una multitud de pequeños roedores empezaba a devorar el grano; molesto por ello San Martín les arrojó furiosamente su manopla que al tocar la cima de se convirtió en un gato, siendo éste el primer minino irlandés. 

Identificado, por la ignorancia, como representante de las fuerzas ocultas y desconocidas, por ello incomprendidas y temidas, fue perseguido y masacrado. Personificación de todo lo maligno y tenebroso, en la Edad Media, nuestros gatos domésticos (especialmente los de color negro) alcanzaron una no deseada popularidad, que tuvo fatales y dramáticas consecuencias para ellos. Celebridad a la que no fueron ajenos los caballeros freires templarios, y a las leyendas que se tejieron en torno a ellos. Se creía que en sus ceremonias de iniciación apareciese un enorme y siniestro gato negro al cual reverenciaban y besaban.



Es uno de los doce animales del ciclo de doce años del zodíaco vietnamita, relacionado con el calendario chino (en este último, el signo zodiacal es el conejo o también gato).

En el Tíbet se los considera desde tiempos inmemoriales guardianes de reliquias y templos posiblemente por la robustez ostensible e inteligencia Animal sagrado, venerado y a veces mimado excesivamente, en el seno del budismo tibetano se le considera acompañante en el tránsito obituario, y, en los sueños lúcidos, el subconsciente del que sueña (o viaja) es representado por un gato gigante, obeso, mudo y bonachón.

Se dice que, al Profeta Mahoma, fundador del Islam, le gustaban mucho los gatos quienes lo acompañaban en su casa y en sus predicaciones. ​ Una leyenda de Turquía afirma que le permitió entrada al paraíso y que siempre caen de pie porque al Profeta le gustaba acariciarles el lomo. Otra leyenda asegura que, cuando su gata favorita llamada Muezza, se quedó dormida sobre la manga de su túnica, prefirió recortar la manga que despertarla (algunas leyendas afirman que es, a partir del afecto de Muezza que Mahoma permite entrar a los gatos al paraíso y caer siempre de pie). La predilección de Mahoma por los gatos ha provocado que en algunos países musulmanes se les tengan especiales cuidados y cariños.

Desde el punto de vista histórico parece ser que los mochicas en la América merdional fueron los primeros que en sus vasijas y dibujos se pueden encontrar imágenes que se asemejan a nuestro felino protagonista. Otra leyenda dice que el gato es el único animal con la capacidad de caminar por ambos mundos, por el mundo de los vivos y el reino de los muertos, de esa manera jamás abandonarán a sus dueños, aunque estos fallecieran” ...

Estos roedores -ante la ausencia de gatos- crecieron y se multiplicaron produciendo todo tipo de enfermedades y epidemias. Fue Napoleón (que, aunque no le gustaban los gatos) se vio obligado a estimular la cría de estos felinos con el objetivo de acabar con la plaga de roedores. Por último, en la época de Pasteur, la era de los grandes descubrimientos, entre los que destacan los microbios. Estos se manifestaban en la suciedad y la porquería y los animales que estaban próximos al hombre podrían contaminar al ser humano... Luis Pasteur, el inventor de la vacuna antirrábica, afirmó que el gato que era el animal más limpio y más desprovisto de virus y bacilos.

El gato que pasa el día lamiéndose, limpiándose y acicalándose, pasó de ser sospechoso a ser el único animal limpio, el único que no podía transmitir microbios. Hoy en día y gracias a la medicina veterinaria cualquier animal que cumple con sus vacunas y sus desparasitaciones está fuera de todo riesgo de transmitir alguna enfermedad...

Para los celtas, los ojos del gato representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas...

Se creía que, si se ahogaba a un gato, su dueño sería desgraciado durante 7 años, o si el animal se sentaba en el altar antes del matrimonio, el matrimonio sería desdichado y efímero, o si se cruzaba un gato negro, era seguro que ocurriría una desgracia.

Los griegos decían que la diosa Diana lo había creado para ridiculizar al león, creado por su hermano el Dios Apolo...

 

¿Por qué se creía que el gato negro era de mala suerte?

 

Durante la Edad Media nace la falsa creencia de considerar al gato negro como de mala suerte, por pensar que cumplían mandatos de las brujas y esto dio lugar a que los fanáticos sacrificaran a miles de estas bellas e inocentes criaturas. En otros continentes como el africano los brujos de las tribus zulúes preferían a los gatos de color cobrizo en lugar de los negros por considerarlos de mala suerte.

Según cuenta la leyenda, en el Arca Noé, los ratones se reproducían de una manera alarmante, haciendo peligrar las provisiones por lo que Noé preocupado solicitó ayuda del Señor, quien le indicó que debía acariciar tres veces la cabeza del león. Noé hizo lo que Dios le dijo y el león estornudó surgiendo de sus fosas nasales una pareja de gatos que restablecieron de inmediato el equilibrio en la embarcación. Según dice esa leyenda que desde ese instante el gato se mostró engreído, altivo y arrogante y como castigo Noé lo ató al puente del arca cuando más arreciaba la tormenta. A consecuencia de este castigo, no es de extrañar el terror que la mayoría de los gatos sienten por el agua.

Otra leyenda explica porque los gatos tienen su cola doblada, los gatos siameses tenían la misión de proteger las ánforas llenas de oro en los templos dedicados a las divinidades.
Hoy en día, es acogido con cariño en todos los hogares, y en las preferencias populares, ocupa el segundo lugar después del perro...

En la literatura, se puede destacar el poema narrativo La gatomaquia, de Lope de Vega, la fábula El Gato con Botas de Charles Perrault; también aparecen en títulos como Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, The Cat in the Hat, de Theodor Seuss Geisel, El gato negro, de Edgar Allan Poe, Oda al Gato, de Pablo Neruda, etcétera.

El escritor argentino Julio Cortázar tenía una extraordinaria afición por los gatos, la cual era compartida por Jorge Luis Borges, quien dijo del gato (aunque en realidad se refería a todos los animales) que era "eterno, pues para él, el tiempo no existe". 

Lovecraft también disfrutaba de su querida mascota y amaba a los gatos que según él lo inspiraban.

En su novela Cementerio de animales, el estadounidense Stephen King retrata a un gato inmortal ("Winston Churchill") que es capaz de resucitar al ser enterrado en una necrópolis de nativos americanos.




 

 


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