Esta es una historia que se vivió en un pequeño pueblo, por tres amigos llamados Salvador, Tomas y Alejandro. Estos llegaron a un pueblo con la intención de pasar una noche, sin saber lo que pasarían en este sitio. Al pueblo llegaron como una pequeña escala, debido a que este estaba de camino a su destino final, el cual era la playa. Querían acampar en un árbol que se les hizo peculiar, empezaron a hablar de este en una cafetería, donde un señor extraño se acercó y les comento, escuche lo que decían y solo quiero advertirles que no se acerquen a ese lugar, ni de noche ni de día.
Alejandro le pregunto qué sucedía en ese sitio, el señor empezó a contarles, se cuenta que en ese lugar han muertos muchas personas, muchos se han ahorcado y otros han desaparecidos, luego de buscar el tesoro del diablo. Tomas pregunto ¿un tesoro? y este le dijo si, se dice que en ese lugar existe un tesoro enterrado, muchas son las historias del mismo, pero la más conocida es que este es del diablo, el cual espera quien será el tonto que quiera sacarlo. Ese día los tres amigos dialogaron acerca del tesoro, tomaron la decisión de ir a ese lugar, para comprobar si era cierta la historia que el señor les contó.
Al atardecer se dirigieron al lugar, encontraron unas herramientas en el pueblo las cuales le fueron prestadas. Esa noche escavaron hasta dormirse, al día siguiente al despertar Tomas se asombró, de inmediatamente llamo a sus dos amigos, los cuales despertaron molestos. Este les señalo el lugar donde habían escarbado, asombrados se dieron cuenta que todo estaba igual, como si nunca hubieran escavado, Alejandro comento, lo más seguro estábamos tan borrachos que escavamos en otro lugar sin darnos cuenta, sugiero que regresemos al pueblo comamos y regresaremos después.
Al anochecer volvieron al lugar, siguieron escavando al igual que la noche anterior, se volvieron a quedar dormidos los tres y al despertar sucedió lo mismo que el día anterior, el lugar estaba intacto, como si no hubieran escavado. Los tres estaban muy sorprendidos, salvador asustado dijo, lo mejor es que nos vallamos y no regresemos, pero sus otros amigos no quisieron.
Tomas replicó, si todo esto sucede es por algo, lo más seguro si existe un tesoro, Salvador por no contradecir a sus amigos decidió quedarse, aunque el mismo no quería. Pasaron varios días, en lo que lo único que hicieron fue escavar bajo este árbol, en donde nada sucedía, pues al amanecer todo volvía a estar como antes.
Una noche decidieron turnarse, escavar uno mientras los otros dos dormían, así lo hicieron, después de un rato, Salvador encontró algo, empezó a gritar y despertó a sus amigos. Luego entre los tres empezaron a escavar, hasta sacar un baúl, este no estaba asegurado con ningún tipo de cerradura, Tomas abrió el baúl, al ver lo que había en el cofre los tres amigos se sorprendieron, estaban felices imaginando todo lo que harían con tantas monedas de oro.
Los amigos escucharon risas alrededor de ellos, al voltear había un hombre cuyo rostro no distinguían, solo podían observar la llama de un cigarro, los muchachos preguntaron, ¿quién eres?, ¿qué haces aquí?, este respondió entre risas, soy el guardián del tesoro, llevo 105 años aquí, pero ahora ese tesoro es suyo.
Los amigos al escuchar esto pensaron que este era alguna persona que habitaba en el pueblo, el cual solo le quería robar su tesoro, el hombre siguió sonriendo esta ves alzo la mirada, los amigos se dieron cuenta que era el mismo hombre que habían visto en la cafetería, pero esta vez tenía los ojos de un color rojo oscuro, el hombre les dijo este tesoro será de ustedes, pero con una condición. Los amigos al mismo tiempo dijeron ¿Cuál?.
El hombre les dijo que la única condición era que uno de estos tenía que quedarse con él, pero el mismo tenía que estar de acuerdo al igual que sus otros dos amigos, de lo contrario el tesoro no sería de ellos. los amigos decidieron irse corriendo, llegaron al lugar donde pasaban la noche, al día siguiente observaron que todo en el pueblo estaba tranquilo, entonces Alejandro dijo, deberíamos volver a ese lugar. Pero Salvador le dijo ¿estás loco? vayámonos de este pueblo.
Tomas dijo, Alejandro tiene razón, vamos a ver que sucedió, además tenemos que buscar las herramientas, las dejamos en ese lugar y tenemos que llevárselas al herrero.
Salvador no quiso ir, decidió quedarse a esperar a sus dos amigos. Estos dos se fueron a buscar las cosas que habían dejado en ese sitio. Se sorprendieron al llegar, pues todo estaba igual, como si nunca hubieran estado en ese lugar, recogieron las herramientas y se fueron, al llegar al pueblo se asombraron con lo que encontraron.
Todo el pueblo estaba destrozado, como si nunca hubiera estado habitado, ellos no creían lo que veían, tenía miedo, se dirigieron al lugar donde estaba salvador dándose cuenta que el edificio estaba derrumbado. Luego se dirigieron a donde estaba su habitación, esta estaba vacía, solo tenía un bulto cubierto con una sábana, estos tiraron la sabana, para ver que había debajo de la misma.
En ella han encontrando el cofre que en la mañana habían desenterrado, Alejandro se acerco y lo destapo con miedo, sorprendido sin saber cómo este había llegado allí.
Los dos amigos empezaron a guardar todas las monedas en los bolsos y bolsillos. Al tomar las ultimas monedas, observo que en el fondo había un pedazo de tela, la cual tomo con los ojos llorosos, este la reconoció, era un trozo de la camisa de Salvador, Tomas al verlo llorando, le pregunta ¿qué sucede?, ¿qué es eso?, ¿porque estas así?, al ver que este no respondía. se acercó, y al observar la tela, se dio cuenta que en la misma decía un mensaje:
“fue un placer hacer negocios con ustedes, el tesoro ahora es suyo”
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