viernes, 26 de abril de 2019

“El hijo de Sam” David Berkowitz. Asesinos en serie


Siempre viví en un mundo imaginario y no podía hacer nada  contra los demonios que atormentaban y controlaban mi mente...

El criminal aseguró no ser culpable, dijo obedecer a la voz de un demonio de 6 mil años que había reencarnado en el perro de su vecino, Sam, y quien le daba órdenes de matar.

David Berkowitz, también conocido como “El Hijo de Sam” o “The 44 Killer” fue un asesino en serie característico por dejar notas provocativas en el escenario del crimen. Durante su oleada de crímenes llegó a matar a seis personas y a herir a otras siete. Ese verano de 1976 se le conoció como “El Verano de Sam”. Cuando Berkowitz fue identificado y enjuiciado, confesó los crímenes alegando que fue por culpa de un demonio que lo había poseído. Fue condenado a seis cadenas perpetuas, aunque su condena fue modificada en 1990 al haber pruebas que enlazaban a “Sam” con una secta satánica.

David Berkowitz fue un asesino en serie que mató a seis personas y dejó heridas a siete en la ciudad de Nueva York. Vino al mundo de manera indeseada el 1 de junio de 1953, por lo que fue abandonado por su madre y posteriormente adoptado por el matrimonio formado por Nat y Pearl Berkowitz. Durante su infancia se caracterizó por ser un niño retraído, tímido y con baja autoestima; por lo que trataba de ocultar su verdadero carácter bajo una máscara de rebeldía; lo cual lo llevó a causar problemas a muy temprana edad.

Conforme fue creciendo desarrolló un gran odio hacia las mujeres debido a su mala suerte para acercarse a ellas, pero en mayor medida por el recuerdo de lo que su madre había hecho con él cuando era pequeño.

Nació en 1953, fue adoptado por un matrimonio judío y recibió el nombre de David Berkowitz. Pero el mundo lo conoció como "El hijo de Sam", el asesino serial que aterrorizó Nueva York a mediados de la década del 70.
Berkowitz dijo que su infancia fue una pesadilla en la que se alternaron ataques de histeria, peleas con los compañeros de colegio y profundas depresiones, que lo llevaron a pensar incluso en el suicidio. Las visitas al psicólogo no fueron de mucha ayuda, y la muerte de su madre, cuando él tenía 14 años, aceleró su aislamiento. Cuando su padre se volvió a casar, Berkowitz se sintió abandonado y decidió enrolarse en el ejército.
En 1975 empezó a mostrar fascinación por el ocultismo y la brujería. La película "Él bebé de Rosemary" lo cautivó, y comenzó a leer la biblia negra de Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán en San Francisco. De allí a la locura homicida había sólo un paso. David salió a las calles como cazador furtivo a buscar sus presas: en dos años mató a seis personas e hirió a nueve, uno de ellos quedó paralítico, y otro ciego. Sus víctimas tenían entre 15 y 26 años, en su mayoría mujeres, y eran atacadas a balazos.
 Al fallecer su madre adoptiva comenzó a manifestar un comportamiento radicalmente voluble, que lo llevó a comprarse un revólver calibre 44.
Su carrera criminal comenzó a los 23 años cuando el 29 de julio de 1976, alrededor de la una de la mañana, se acercó sigilosamente a un auto que se encontraba estacionado en una zona residencial del Bronx; cuando estuvo a tiro jaló el gatillo cinco veces, asesinando a las jóvenes Donna Lauria de 18 años y Jody Valenti de 19, quienes se encontraban charlando en el interior del coche enfrente de la casa de Jody.
Berkowitz volvió a atacar el 23 de octubre de ese mismo año, cuando al igual que en su primer crimen, se acercó sin hacer ruido a un automóvil que se encontraba frente a la casa de Rosemary Keenan de 28 años de edad, quien se encontraba dentro del coche con su amigo Carl Denaro de 25; los jóvenes venían de una fiesta. El criminal se puso a tiro y disparó cinco veces, logrando herir solamente a Carl en la cabeza, por lo que Rosemary inmediatamente arrancó el carro para ir en busca de ayuda.
El 26 de noviembre de 1976 Donna Lamassi de 16 años regresaba del cine acompañada de su amiga Joanne Lomino de 18, cuando de repente notaron que un hombre las venía siguiendo; las jóvenes caminaron más rápido pero el hombre las alcanzó disparandoles cuando las tuvo cerca. Donna sobrevivió al ataque y Joanne quedó gravemente herida, quedando finalmente parapléjica.
El siguiente atentado lo llevaría a cabo el 30 de enero de 1977 en Queens, cuando alrededor de las 12:40 de la madrugada, Christine Freund de 26 años y John Diel de 30 fueron atacados en el automóvil de John, mientras se preparaban para ir a bailar despúes de ver la película “Rocky”. Berkowitz disparó tres veces hiriendo de manera superficial a John pero hiriendo de muerte a Christine, quien murió horas más tarde en el hospital.
Fue después de este crimen que la policía pudo darse cuenta que los asesinatos podrían haber sido cometidos por una misma persona, ya que utilizaban la misma arma y el mismo modus operandi.
David Berkowitz continuó su carrera criminal el 8 de marzo de 1977, cuando la estudiante Virginia Voskerichian de 19 años de edad, regresaba a su casa después de clases; eran cerca de las 19:30 horas, cuando de repente apareció un hombre con un arma que le apuntó y le disparó a la cabeza, matándola instantáneamente. Después del crimen un vecino del lugar que escuchó los disparos salió a investigar que pasaba y se cruzó con el asesino, quien lo saludó amablemente.
El 17 de abril de 1977 Alexander Esau de 20 años y Valentina Suriani de 18, se encontraban alrededor de las tres de la madrugada dentro del carro de Valentina, en el Bronx; cuando un hombre se acercó y les disparó dos veces a cada uno, Valentina murió al momento y Alexander falleció horas más tarde en el hospital.
En esta ocasión la policía encontró junto a los cuerpos una carta escrita por el criminal dirigida al capitán Joseph Borrelli, en la cual decía ser “El hijo de Sam”. También mandó el 30 de mayo de 1977 una misiva al periódico “Daily News” de Nueva York, dirigida al columnista Jimmy Breslin;  en la cual decía ser el asesino del revólver calibre 44 y que pronto tendrían más noticias de él.
“El hijo de Sam” cometió su último crimen el 31 de julio de 1977, cuando cerca de las 2:30 de la madrugada disparó cuatro veces al interior de un auto estacionado cerca de un parque, en él se encontraban Stacy Moskowitz de 20 años de edad y Robert Violante de 20. Stacy falleció horas más tarde en el hospital y Robert sobrevivió al atentado.
A diferencia de los anteriores crímenes, en esta ocasión hubo varios testigos de los asesinatos que condujeron a la captura del criminal. Fue atrapado el 10 de agosto de 1977, cuando salió de su apartamento ubicado en un edificio del número 35 de la calle Pine, fue detenido y llevado a la comisaría.
David Berkowitz confesó todos los crímenes pero trató de hacerse pasar por un demente cuando dijo que todo el tiempo escuchaba la voz de un demonio que le ordenaba que saliera a matar; decía que el demonio había reencarnado en el perro del vecino llamado “Sam”. Fue juzgado y condenado a pasar 365 años en la cárcel.
Dentro de la prisión Berkowitz continuó dando de qué hablar al confesar que había formado parte de un culto satánico relacionado con Charles Manson, además de asegurar que sus crímenes no los había cometido solo, sino que había otros tiradores con un rifle calibre .44 que actuaban igual que él para asesinar a sus víctimas. También agregó que le fascinaban los temas relacionados con la brujería y el ocultismo.

El lado más oscuro de este asesino es para muchos el producto de una enfermedad psicológica que lo orilla a asesinar sin remordimiento ni control alguno, pero para el mismo David se trata de haberse entregado en cuerpo y alma al mal, pues en 1975 asegura haber conocido a un grupo de hombres con los que empezó a relacionarse cuando supo que eran satanistas. Al unirse al grupo comenzó a ser un practicante que adoraba al diablo y después pasó a ser un verdadero discípulo de satán, quien lo había convertido, según él, en una máquina de matar
Berkowitz tiene un sitio en Internet donde cualquier interesado puede acceder a su detallado diario personal. En marzo de este año escribió que estaba a punto de comenzar una nueva etapa en su vida, y dijo que Dios sigue cada uno de sus pasos para alejarlo "de la fuerza aún poderosa de Satán"

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