Líbranos Del Mal
Despertó sobresaltado, fue
incorporándose lentamente, la sabana se le pegó en la espalda, envuelto en la
oscuridad de una tenebrosa noche sin luna,
suspiró para quitar la angustia de su pecho, se llevó las manos a las
sienes, apretó los ojos y parpadeo seguido para despertar al fin, un funesto sueño lo atormentó, soñó con la tarde
en que su hermano se suicido saltando de la terraza de su casa. Isaac era un
adolescente diferente, tenía 16 años, pero por su estatura y su rostro
aparentaba menos edad , su cabello rojizo y sus grandes ojos verdes hacían el
conjunto perfecto con las pecas en su rostro, leía mucho, se la pasaba
encerrado en su cuarto escuchando música heavy metal, a escondidas del ojo vigilante de su madre a quien le molestaba aquella música, creía que le brindaba
culto al diablo, desde que comenzó con su desdichada vida que su madre lo
fastidiaba con la religión, para ella
todo era pecado. Telma era una fanática religiosa perteneciente a las damas de
rosa de la iglesia, desde pequeño lo tenía atormentado con la iglesia, los
santos, las largas lectura sobre los salmos y los sermones sobre el bien y el
mal, rezaba para que su único hijo fuera
sacerdote, vivían en un pequeño pueblo, que todo lo juzgaba, sus habitantes
eran extremadamente religiosos todos, los jóvenes concurrían diario a misa,
todos se apoyaban mutuamente como buenos hermanos en cristo.
Cuando Isaac y su hermano hacían alguna picardía
típico en su niñez los hacía rezar un rosario entero arrodillados sobre arroz y si acaso se confundían
en las oraciones los golpeaba con un rebenque en las pantorrillas, ambos se
protegían y acompañaban en todo. Telma en el fondo de su frío corazón sabía que
aunque su hijo tomara religiosamente todos los domingos la eucaristía el niño
saldría torcido; aquella mujer comía
santos y cagaba demonios, sufría por pensar que en su hijo convivía el maligno,
lo obligaba a beber agua bendita todas las mañanas, lo despertaba al despuntar
el alba para que bebiera y rezara un rosario pidiéndole a Dios que lavara sus
pecados y alejara al demonio que en él convivía, estos pensamientos de posesión demoníaca tenían un origen, y era el
gran día en que tomaría el cuerpo de cristo, puesto que Isaac al recibir al
señor en ayunas a su nueve años de edad, al probar la hostia comenzó a vomitar
en frente de todos los concurrentes, ella no podía entender que solo estaba hambriento,
aquella tarde lo encerró en su cuarto, lo tubo allí dos días en ayunas, para
que exorcizará sus demonios, pero su hermano
le pasaba alimentos por la ventana, por la noche Telma les cerraba las puertas
de los cuartos con llave, pero Jeremías, ingresaba por el ventanal de su
hermano, y jugaban y conversaban hasta entrada la madrugada.
La vecina llamó a la puerta, eran cerca de las
18hs, traía unas velas para realizar la novena, puesto que se venía la fecha de
la muerte de su hermano menor, quien con 14 años había caído de la terraza una
mañana de invierno, eso decía Telma a la gente del pueblo, su madre le pidió a
Isaac que acomodara a los santos para comenzar a orar, luego la mujer tomó su
viejo rosario y comenzó.
- Padre nuestro que estas en el cielo…- El joven
la miraba con odio, la voz de su madre y aquella expresión de dolor lo estaba
enloqueciendo, comenzó a sentirse mareado y con deseos de vomitar, la cabeza le
pasaba, la casa estaba en silencio solo se oía como un molesto lamento las
voces de su madre y de la vecina, aquel ”Líbranos del mal”- parecía corroer su
cerebro, se sintió aturdido, veía el rostro de Telma, sus finos y arrugados
labios repitiendo la oración, no soportó ni un segundo más y gritó
- Cierren las malditas bocas
arpías venenosas.- Luego vomito sobre las estatuillas de los santos que estaban
sobre la mesa, cayó al piso cubriéndose los oídos. Telma temblorosa comenzó a
golpearlo en la cabeza, luego con la ayuda de su padre lo llevaron a la cama,
Isaac seguía repitiendo- Cierren la boca ya.-
En su cabeza seguía repitiéndose aquella
estrofa de la oración ”Líbranos del mal”.
- Estas enfermo Isaac, voy a liberarte, el
maligno te ha tocado. - Dijo Telma. Isaac se incorporó en su cama,
- Como liberaste a Jeremías, yo sé mamá lo que
le paso, lo empujaste mientras tendían la ropa para que se libere del supuesto
demonio que lo asechaba. – dijo Isaac fuera de si. Su padre bajo la cabeza y
salió del cuarto.
- Tu hermano fornicó con una prostituta, no era
puro, se estaba torciendo, el maligno lo había tocado, ya no tenía cura más que
la muerte.- dijo Telma, después comenzó a rociarlo con agua bendita,
- No mamá… no era una prostituta era solamente
una chica que se hospedó en el hotel por unos días, nosotros nos fugaríamos con
ella para salir de este maldito pueblo. - Dijo Isaac.
- Vas a estar aquí en tu cuarto por siete días
orando y en ayunas, por lo que acabas de hacer, blasfemaste la sagrada
imagen de la virgen.- Dijo Telma.
- Papá ayúdame.- gritó el joven
- Tu padre sabe que hago lo mejor pora ti, no
tiene que ayudarte, nada grave te esta sucediendo hijo querido, simplemente te
voy a liberar. - Dijo ella
- No mamá ya basta por favor ¡mami!- Repetía,
Isaac.
Su madre le pidió que se arrodillara, el niño
lloraba, le quitó la camisa, ató sus muñecas en los barrotes de su cama, y
comenzó azotarlo en la espalda.
Luego de 20 azotes, cuando
vio que su hijo dejó de quejarse, lo desato, se fue dejando la puerta con
llave, Isaac se puso sobre el piso de madera en posición fetal, lloró en la
oscuridad hasta que se quedó dormido. Como a las cuatro de la madrugada lo
despertó las voces de su madre y su vecina las que repetían-“Líbranos del mal”-
Se levantó del piso, se sentía desorientado, se miró al espejo, la espalda le
ardía, escuchó como si alguien golpeara su ventana, corrió las cortinas y
sonrió, era el espíritu de su hermano, abrió felizmente la ventana,
- Jeremías…te necesito… te extraño. - Dijo Isaac
mirándolo con lágrimas en los ojos. Su hermano señaló el portarretrato de sus padres
junto a la mesa de luz, luego exclamó casi como un tétrico lamento de
ultratumba - ¡Líbranos del mal!-
Cuando Isaac posó su mirada
sobre el portarretrato, el espíritu de su difunto hermano se esfumó entre las
sombras. Con el correr de los días el chico se despertaba sudado sintiendo
aquel espantoso lamento que se repetía dentro de su mente una y otra vez, “Líbranos
del mal” cada vez que su madre y su vecina hacían la novena a la virgen, a
Isaac lo asechaba aquella frase, pero no decía nada, se reprimía, solo apretaba
los ojos y respondía “Líbranos del mal”-
Luego se encerraba en su
cuarto donde leía y escuchaba su música.
Aquella mañana su madre lo despertó muy
temprano, abrió las cortinas, afuera el cielo estaba gris, Telma le gritó al
ver que su hijo se cubría los ojos,
– Arriba, hoy es un día
importante, hoy terminamos la novena, y el padre Gustavo dará la misa para tu
hermano, te quiero en la mesa para el almuerzo. Me oíste.-
Isaac la miró, detrás de
ella, en la ventana vio la imagen de su hermano, el que dijo- “Líbranos del
mal”- el joven se quedó atemorizado, no supo bien que hacer,
- Para donde estas mirando te estoy hablando
Isaac, responde.- Le dijo Telma
- Nada mamá, no miraba nada, te escuché bien,
voy a ir a la iglesia, este es un pueblo chico y si no concurro a la misa en
memoria de mi hermano Jeremías, todos te lo dirán y vas a pasar vergüenza.-
Respondió el joven, luego sonrió extrañamente.
- Necesito que cortes leña para el hogar, a tu padre le duele la
espalda, viene almorzar la vecina, a si que a portarse bien.- Dijo Telma y
salió de su cuarto.
Cerca del medio día, Isaac
entró a su casa, en la mesa lo esperaban para almorzar,
- Deja el hacha, siéntate la comida se enfría.
- Le dijo su madre, Isaac miró a su hermano que estaba parado detrás de su
padre, se acercó a él, con rapidez cortó
la cabeza de su padre de un solo golpe, las mujeres gritaron, la cabeza rodó
por la mesa, cuando la vecina intentó
salir el joven lanzó el hacha clavándosela en medio de la espalda, luego se
arrimó a ella lentamente, tomó nuevamente el hacha y le cortó la cabeza, Telma
temblaba, estaba tiesa, dura del susto, sentada observando tal macabro
escenario, Su hijo se acercó a ella, en sus manos ensangrentadas tenia tomados
por los cabellos las dos cabezas, la de su padre y la de su vecina, las acomodo
sobre la mesa, después tranquilamente dijo
- ¿A que hora es la misa?- le
preguntó mirándola a los ojos como si nada hubiese pasado.
- A las tres hijo- - Respondió Telma con una
trémula y aguda voz.
- Iremos juntos, hay que librarse del mal.-
dijo. Luego su hijo la obligó arrodillarse, tomó el látigo, ella lloraba,
- ¿Qué vas hacer hijo?- preguntó llorando
- Liberarte mamá...
Liberarme, liberar a Jeremías.- Le dio cinco azotes en la espalda a su madre,
la voz seguía martillando su cabeza, era cada vez más fuerte, entonces tomó un
cuchillo de la mesa, abrió la boca de su madre y le cortó la lengua para no
oírla más, pero fue en vano seguía oyendo aquella estrofa como un lamento
dentro de su mente atormentada.
A las tres de la tarde todos los feligreses
esperaban la misa, Isaac y Telma fueron los últimos en llegar, hizo que su
madre se sentara, estaba como adormecida por el dolor, cuando la misa
comenzó, Isaac salió, cerró el portal de
la iglesia mientras que todos oraban como poseídos, sin que lo notaran el joven
colocó candados en las puertas, se paró frente a la iglesia, sacó de su mochila
unas botellas de vodka , les puso unos trapos en el pico, las encendió con el
encendedor y la arrojó en una de las
ventanas de la iglesia, en total lanzó cinco botellas una tras otra, mientras
que en su cabeza oía aquel lamento que lo sofocaba- “Líbranos del mal” cada vez
más fuerte, “Líbranos del mal”, - se quedó allí escuchando los gritos atroces
de las personas, sonreía, a su lado vio a su hermano quien le sonrió y
desapareció como yéndose en paz, Isaac
suspiró hondamente, los lamentos en su cabeza al fin cesaron.
esta historia esta muy buena y es lamentable pero muy cierto que hay gente que es fanática al punto de auto flagelarse por lavar en cierta forma sus culpas pero la cagada se las mandan igual excelente maestra del terror te amamos seguí deleitándonos con tu literatura
ResponderEliminarInteresante...buena historia la podrías alargar y hacerla cuento...Salu2
ResponderEliminarBuenísima narración :D
ResponderEliminarJusto uno de mis temas predilectos: la estupidez del creyente...
Saludos :D
atte
yo
Esta historia me recuerda a una película del 2009, protagonizada por Sigourney Weaver, llamada, "Plegarias para Bobby" , y que trata la intolerancia religiosa de una mujer hacia su hijo gay. Esa es la gran vara que tienen algunos religiosos en su ojo, pero quién les puede decir a ellos que cuando cometen actos así, son tan ciegos como el más ciego de los ciegos, pero aún así, no creo que un ciego lo sea tanto como ellos.
ResponderEliminarLucila, no nos embauca con un relato extremadamente extenso y detallista, yendo directamente al hueso, en un relato que deja mucho para la imaginación, como todo lo de ella...saludos y felicidades por está entrega, maestra...
Es verdad Rodrigo esa película es terrible la vi esta tarde...
ResponderEliminarUna historia muy buena, me encanto leerte, sobre todo me dió a pensar que nunca debemos ser fanáticos de nada, y muy justa y tetrica la venganza de su hijo al fanatismo de su mamá.. Creo que disfrutaria mucho leyendo un libro escrito por ti.
ResponderEliminarSaludos
Jenny Andrea
También me recordó "Plegarias para Boby" y a"8 mm". Es algo que sucede con las personas que creen que sus tortuosos traumas se curaran con rezos y fanatismo religioso, sin darse cuenta de que eso los unde mas en un abismo que se lleva a inocentes junto con ellos por sus estúpidas plegarias sin sentido.
ResponderEliminarTambién me recordó el filme "Plegarias para boby" y "8 mm". Es un caso muy dado en las congregaciones con creyentes fanáticos que van cargando traumas en sumo profundos y creyendo que rezando y ritualizando hasta el punto del dolor se pueden deshacer de ellos. Luego se llevan a terceros con ellos a su infierno personal y así hasta que mueren, los asesinan o se suicidan. Triste, muy triste.
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