lunes, 8 de agosto de 2011

"Líbranos del Mal"






Líbranos Del Mal


Despertó sobresaltado, fue incorporándose lentamente, la sabana se le pegó en la espalda, envuelto en la oscuridad de una tenebrosa noche sin luna,  suspiró para quitar la angustia de su pecho, se llevó las manos a las sienes, apretó los ojos y parpadeo seguido para despertar al fin, un  funesto sueño lo atormentó, soñó con la tarde en que su hermano se suicido saltando de la terraza de su casa. Isaac era un adolescente diferente, tenía 16 años, pero por su estatura y su rostro aparentaba menos edad , su cabello rojizo y sus grandes ojos verdes hacían el conjunto perfecto con las pecas en su rostro, leía mucho, se la pasaba encerrado en su cuarto escuchando música heavy metal, a escondidas del ojo  vigilante de su madre a quien le  molestaba aquella música, creía que le brindaba culto al diablo, desde que comenzó con su desdichada vida que su madre lo fastidiaba  con la religión, para ella todo era pecado. Telma era una fanática religiosa perteneciente a las damas de rosa de la iglesia, desde pequeño lo tenía atormentado con la iglesia, los santos, las largas lectura sobre los salmos y los sermones sobre el bien y el mal,  rezaba para que su único hijo fuera sacerdote, vivían en un pequeño pueblo, que todo lo juzgaba, sus habitantes eran extremadamente religiosos todos, los jóvenes concurrían diario a misa, todos se apoyaban mutuamente como buenos hermanos en cristo.
 Cuando Isaac y su hermano hacían alguna picardía típico en su niñez los hacía rezar un rosario entero  arrodillados sobre arroz y si acaso se confundían en las oraciones los golpeaba con un rebenque en las pantorrillas, ambos se protegían y acompañaban en todo. Telma en el fondo de su frío corazón sabía que aunque su hijo tomara religiosamente todos los domingos la eucaristía el niño saldría torcido; aquella mujer  comía santos y cagaba demonios, sufría por pensar que en su hijo convivía el maligno, lo obligaba a beber agua bendita todas las mañanas, lo despertaba al despuntar el alba para que bebiera y rezara un rosario pidiéndole a Dios que lavara sus pecados y alejara al demonio que en él convivía, estos pensamientos  de posesión demoníaca tenían un origen, y era el gran día en que tomaría el cuerpo de cristo, puesto que Isaac al recibir al señor en ayunas a su nueve años de edad, al probar la hostia comenzó a vomitar en frente de todos los concurrentes, ella no podía entender que solo estaba hambriento, aquella tarde lo encerró en su cuarto, lo tubo allí dos días en ayunas, para que  exorcizará sus demonios, pero su hermano le pasaba alimentos por la ventana, por la noche Telma les cerraba las puertas de los cuartos con llave, pero Jeremías, ingresaba por el ventanal de su hermano, y jugaban y conversaban hasta entrada la madrugada.

 La vecina llamó a la puerta, eran cerca de las 18hs, traía unas velas para realizar la novena, puesto que se venía la fecha de la muerte de su hermano menor, quien con 14 años había caído de la terraza una mañana de invierno, eso decía Telma a la gente del pueblo, su madre le pidió a Isaac que acomodara a los santos para comenzar a orar, luego la mujer tomó su viejo rosario y comenzó.
-  Padre nuestro que estas en el cielo…- El joven la miraba con odio, la voz de su madre y aquella expresión de dolor lo estaba enloqueciendo, comenzó a sentirse mareado y con deseos de vomitar, la cabeza le pasaba, la casa estaba en silencio solo se oía como un molesto lamento las voces de su madre y de la vecina, aquel ”Líbranos del mal”- parecía corroer su cerebro, se sintió aturdido, veía el rostro de Telma, sus finos y arrugados labios repitiendo la oración, no soportó ni un segundo más y gritó
- Cierren las malditas bocas arpías venenosas.- Luego vomito sobre  las estatuillas de los santos que estaban sobre la mesa, cayó al piso cubriéndose los oídos. Telma temblorosa comenzó a golpearlo en la cabeza, luego con la ayuda de su padre lo llevaron a la cama, Isaac seguía repitiendo- Cierren la boca ya.-
 En su cabeza seguía repitiéndose aquella estrofa de la oración ”Líbranos del mal”.
-  Estas enfermo Isaac, voy a liberarte, el maligno te ha tocado. - Dijo Telma. Isaac se incorporó en su cama,
-  Como liberaste a Jeremías, yo sé mamá lo que le paso, lo empujaste mientras tendían la ropa para que se libere del supuesto demonio que lo asechaba. – dijo Isaac fuera de si. Su padre bajo la cabeza y salió del cuarto.
-  Tu hermano fornicó con una prostituta, no era puro, se estaba torciendo, el maligno lo había tocado, ya no tenía cura más que la muerte.- dijo Telma, después comenzó a rociarlo con agua bendita,
-  No mamá… no era una prostituta era solamente una chica que se hospedó en el hotel por unos días, nosotros nos fugaríamos con ella para salir de este maldito pueblo. - Dijo Isaac.
-  Vas a estar aquí en tu cuarto por siete días orando y en ayunas, por lo que acabas de hacer, blasfemaste la sagrada imagen  de la virgen.- Dijo Telma.
-  Papá ayúdame.- gritó el joven
-  Tu padre sabe que hago lo mejor pora ti, no tiene que ayudarte, nada grave te esta sucediendo hijo querido, simplemente te voy a liberar. - Dijo ella
-  No mamá ya basta por favor ¡mami!- Repetía, Isaac.
 Su madre le pidió que se arrodillara, el niño lloraba, le quitó la camisa, ató sus muñecas en los barrotes de su cama, y comenzó azotarlo en la espalda.
Luego de 20 azotes, cuando vio que su hijo dejó de quejarse, lo desato, se fue dejando la puerta con llave, Isaac se puso sobre el piso de madera en posición fetal, lloró en la oscuridad hasta que se quedó dormido. Como a las cuatro de la madrugada lo despertó las voces de su madre y su vecina las que repetían-“Líbranos del mal”- Se levantó del piso, se sentía desorientado, se miró al espejo, la espalda le ardía, escuchó como si alguien golpeara su ventana, corrió las cortinas y sonrió, era el espíritu de su hermano, abrió felizmente la ventana,
-  Jeremías…te necesito… te extraño. - Dijo Isaac mirándolo con lágrimas en los ojos. Su hermano señaló el portarretrato de sus padres junto a la mesa de luz, luego exclamó casi como un tétrico lamento de ultratumba - ¡Líbranos del mal!-
Cuando Isaac posó su mirada sobre el portarretrato, el espíritu de su difunto hermano se esfumó entre las sombras. Con el correr de los días el chico se despertaba sudado sintiendo aquel espantoso lamento que se repetía dentro de su mente una y otra vez, “Líbranos del mal” cada vez que su madre y su vecina hacían la novena a la virgen, a Isaac lo asechaba aquella frase, pero no decía nada, se reprimía, solo apretaba los ojos y respondía “Líbranos del mal”-
Luego se encerraba en su cuarto donde leía y escuchaba su música.

 Aquella mañana su madre lo despertó muy temprano, abrió las cortinas, afuera el cielo estaba gris, Telma le gritó al ver que su hijo se cubría los ojos,
– Arriba, hoy es un día importante, hoy terminamos la novena, y el padre Gustavo dará la misa para tu hermano, te quiero en la mesa para el almuerzo. Me oíste.-
Isaac la miró, detrás de ella, en la ventana vio la imagen de su hermano, el que dijo- “Líbranos del mal”- el joven se quedó atemorizado, no supo bien que hacer,
-  Para donde estas mirando te estoy hablando Isaac, responde.- Le dijo Telma
-  Nada mamá, no miraba nada, te escuché bien, voy a ir a la iglesia, este es un pueblo chico y si no concurro a la misa en memoria de mi hermano Jeremías, todos te lo dirán y vas a pasar vergüenza.- Respondió el joven, luego sonrió extrañamente.
-  Necesito que cortes leña  para el hogar, a tu padre le duele la espalda, viene almorzar la vecina, a si que a portarse bien.- Dijo Telma y salió de su cuarto.
Cerca del medio día, Isaac entró a su casa, en la mesa lo esperaban para almorzar,
-  Deja el hacha, siéntate la comida se enfría. - Le dijo su madre, Isaac miró a su hermano que estaba parado detrás de su padre, se acercó a él,  con rapidez cortó la cabeza de su padre de un solo golpe, las mujeres gritaron, la cabeza rodó por la mesa,  cuando la vecina intentó salir el joven lanzó el hacha clavándosela en medio de la espalda, luego se arrimó a ella lentamente, tomó nuevamente el hacha y le cortó la cabeza, Telma temblaba, estaba tiesa, dura del susto, sentada observando tal macabro escenario, Su hijo se acercó a ella, en sus manos ensangrentadas tenia tomados por los cabellos las dos cabezas, la de su padre y la de su vecina, las acomodo sobre la mesa, después tranquilamente dijo
- ¿A que hora es la misa?- le preguntó mirándola a los ojos como si nada hubiese pasado.
-  A las tres hijo- - Respondió Telma con una trémula y aguda voz.
-   Iremos juntos, hay que librarse del mal.- dijo. Luego su hijo la obligó arrodillarse, tomó el látigo, ella lloraba,
-  ¿Qué vas hacer hijo?- preguntó llorando
- Liberarte mamá... Liberarme, liberar a Jeremías.- Le dio cinco azotes en la espalda a su madre, la voz seguía martillando su cabeza, era cada vez más fuerte, entonces tomó un cuchillo de la mesa, abrió la boca de su madre y le cortó la lengua para no oírla más, pero fue en vano seguía oyendo aquella estrofa como un lamento dentro de su mente atormentada.
 A las tres de la tarde todos los feligreses esperaban la misa, Isaac y Telma fueron los últimos en llegar, hizo que su madre se sentara, estaba como adormecida por el dolor, cuando la misa comenzó,  Isaac salió, cerró el portal de la iglesia mientras que todos oraban como poseídos, sin que lo notaran el joven colocó candados en las puertas, se paró frente a la iglesia, sacó de su mochila unas botellas de vodka , les puso unos trapos en el pico, las encendió con el encendedor y  la arrojó en una de las ventanas de la iglesia, en total lanzó cinco botellas una tras otra, mientras que en su cabeza oía aquel lamento que lo sofocaba- “Líbranos del mal” cada vez más fuerte, “Líbranos del mal”, - se quedó allí escuchando los gritos atroces de las personas, sonreía, a su lado vio a su hermano quien le sonrió y desapareció como yéndose en paz,  Isaac suspiró hondamente, los lamentos en su cabeza al fin cesaron.


  

         




  

8 comentarios:

  1. esta historia esta muy buena y es lamentable pero muy cierto que hay gente que es fanática al punto de auto flagelarse por lavar en cierta forma sus culpas pero la cagada se las mandan igual excelente maestra del terror te amamos seguí deleitándonos con tu literatura

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  2. Interesante...buena historia la podrías alargar y hacerla cuento...Salu2

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  3. Buenísima narración :D

    Justo uno de mis temas predilectos: la estupidez del creyente...

    Saludos :D
    atte
    yo

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  4. Esta historia me recuerda a una película del 2009, protagonizada por Sigourney Weaver, llamada, "Plegarias para Bobby" , y que trata la intolerancia religiosa de una mujer hacia su hijo gay. Esa es la gran vara que tienen algunos religiosos en su ojo, pero quién les puede decir a ellos que cuando cometen actos así, son tan ciegos como el más ciego de los ciegos, pero aún así, no creo que un ciego lo sea tanto como ellos.
    Lucila, no nos embauca con un relato extremadamente extenso y detallista, yendo directamente al hueso, en un relato que deja mucho para la imaginación, como todo lo de ella...saludos y felicidades por está entrega, maestra...

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  5. Es verdad Rodrigo esa película es terrible la vi esta tarde...

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  6. Una historia muy buena, me encanto leerte, sobre todo me dió a pensar que nunca debemos ser fanáticos de nada, y muy justa y tetrica la venganza de su hijo al fanatismo de su mamá.. Creo que disfrutaria mucho leyendo un libro escrito por ti.
    Saludos
    Jenny Andrea

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  7. También me recordó "Plegarias para Boby" y a"8 mm". Es algo que sucede con las personas que creen que sus tortuosos traumas se curaran con rezos y fanatismo religioso, sin darse cuenta de que eso los unde mas en un abismo que se lleva a inocentes junto con ellos por sus estúpidas plegarias sin sentido.

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  8. También me recordó el filme "Plegarias para boby" y "8 mm". Es un caso muy dado en las congregaciones con creyentes fanáticos que van cargando traumas en sumo profundos y creyendo que rezando y ritualizando hasta el punto del dolor se pueden deshacer de ellos. Luego se llevan a terceros con ellos a su infierno personal y así hasta que mueren, los asesinan o se suicidan. Triste, muy triste.

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