Namahage es todo un icono dentro del folklore japonés, es un
Yokai de aspecto feroz cuyo odio hacia los consentidos y mimados es patológico. Durante la noche de fin de año, los
japoneses de la zona norte de Japón, especialmente en la prefectura de
Akita, reciben la visita de unos personajes muy especiales: son los namahage, los ogros de Año Nuevo. Sus distintivos son, una cara feroz y
demoníaca con cuernos y colmillos afilados y normalmente suelen llevar un chuchillo de
pelar patatas o un machete en la mano.
Los namahage son
una especie de demonios japoneses que aterrorizan a los pequeños de la zona el día de la Nochevieja.
Los ogros bajan de las montañas la noche de fin de año y se pasean por las
calles de las ciudades y los pueblos de la prefectura de Akita para comprobar que los niños se
han portado bien en el año que termina.
Dice la leyenda
que si has sido perezoso, un llorón o no has hecho caso a tus padres, los
ogros de Nochevieja se te llevarán a las montañas y no volverás a ver a tu
familia jamás, algo que, junto con la apariencia demoníaca de los ogros,
aterroriza a los niños. Los padres les ofrecen comida y bebida y a cambio los ogros bendicen y protegen la casa y la
familia de
enfermedades, desastres naturales y de las malas cosechas.
El día de Año Nuevo, Namahage
aparece sin aviso en la puerta de las casas en las que se cree que habitan
individuos mimados, llorones, holgazanes, vagos y consentidos, diciendo en voz
alta frases como ¿Hay algún niño llorón? ¿Algún vago bueno para nada?” ¿Algún
niño que rehúsa obedecer a sus padres?”.
Los más jóvenes reciben un regaño y un susto por parte de estos
demonios, pero los más mayores reciben un castigo mucho peor. Cuando los
Namahage notan a alguien que ha estado disfrutando del calor de la hoguera
durante demasiado tiempo, gustan de atraparlos por los pies a estas personas y
pelarles con el machete las plantas de los pies. El
propósito del namahage era advertir a los rezagados que se sientan alrededor
del fuego sin hacer nada útil.
Y es que todo lo que rodea a los namahage da miedo, a un niño, porque ya no es
sólo la apariencia y lo que puede pasarles a los
niños que no se han portado bien, todo parece que está hecho para
atemorizar a los pequeños… pero en realidad los namahage son buenos Los namahage son
en realidad jóvenes del pueblo disfrazados con máscaras de demonio tradicionales,
así como un abrigo de paja y botas de paja aptas para caminar por la nieve, un
gran cuchillo y varas de madera sintoístas. Por supuesto, estos jóvenes de
pequeños también sufrieron el terror de los namahage y
se dedican a continuar la tradición.
Antes de salir
de procesión por las calles de los pueblos de la prefectura, los jóvenes
participan en una pequeña ceremonia en el santuario sintoísta más cercano y
después van casa por casa en búsqueda de los niños del pueblo. En cada casa, golpean el suelo 7
veces antes de entrar, 5 veces cuando les ofrecen comida y bebida y
finalmente 3 veces antes de marcharse… ¡no me extraña que
los pequeños estén aterrorizados todo el rato!
Eso sí, los namahage no entran en las casas donde ha habido un nacimiento o un
fallecimiento durante
el año ni tampoco en las casas donde hay una persona inválida.
En estos casos, los ogros golpean el suelo varias veces en la entrada de la
casa, pero jamás entran en ella. Después de recibir la visita de los namahage, la familia acude al
santuario a dar las gracias a los dioses por la visita de los ogros, que les
permite afrontar el Año Nuevo con energías renovadas y vuelven a sus casas a
celebrar el Fin de Año. Aunque a mí me gustaría saber qué les pasa por la
cabeza a los niños, probablemente todavía aterrorizados por la visita de los
ogros…
El origen de los namahage no está
claro. Hay muchas
teorías al respeto, como la que los asocia con el emperador Wu de
Han; otras teorías dicen que están relacionados con los dioses de la
montaña; otras, con extranjeros llegados desde el mar a la península de Oga,
etc. Pero lo que sí se sabe es que al menos datan del periodo de Edo aunque
probablemente sea una tradición anterior, ya que aparecen en un libro de
relatos de viajes de la época.
La leyenda del Namahage varía según el área.
Una festividad
Un objetivo obvio del festival es alentar a los niños pequeños a
obedecer y a sus padres a comportarse, cualidades importantes en la sociedad
altamente estructurada de Japón. Los
padres saben quiénes son los actores de Namahage cada año y pueden pedirles que
enseñen lecciones específicas a sus hijos durante su visita. El Namahage repite las lecciones a
los niños antes de salir de la casa.
Algunos etnólogos y folkloristas sugieren que se relaciona con la creencia en
deidades (o espíritus) que vienen del extranjero para quitar la desgracia y
traer bendiciones para el nuevo año.
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