Existen diversas clases de muerte. En algunas, el cuerpo perdura, en otras se desvanece por completo con el espíritu. Esto solamente sucede, por lo general, en la soledad (tal es la voluntad de Dios), y, no habiendo visto nadie ese final, decimos que el hombre se ha perdido para siempre o que ha partido para un largo viaje, lo que es de hecho verdad.
Ambrose Bierce, Un habitante de Carcosa (1885)
En 1913, Bierce viajó a México para adquirir experiencia de primera mano de la Revolución mexicana. Se rumoreaba que viajaba con tropas rebeldes, y no se le volvió a ver. Desapareció un día de enero de 1914. No se sabe con exactitud qué día, ni las razones, tampoco dónde sucedió, ni siquiera a qué lugar del planeta sus admiradores, que son muchos, pueden llevar una flor a su tumba.
Bierce simplemente desapareció. Se especula de todo acerca de su extraña desaparición, según cuentan, tenía 71 años y a pesar de su asma, gozaba de buena salud, y un buen estado de ánimo, simplemente un día dejó una carta a un familiar y decidió partir. Vamos a conocer la vida, la obra y la desaparición de Ambrose Bierce, uno de los grandes maestros del terror.
Ambrose Gwinett Bierce nació en Meigs, Ohio Estados Unidos, 24 de junio de 1842. Fue un editor, periodista, escritor y satírico estadounidense. compiló el léxico satírico, y el Diccionario del Diablo. Su vehemencia como crítico y su visión irónica de la naturaleza humana que mostró su trabajo le ganó el apodo de «Bitter Bierce» («El amargo Bierce»).Bierce empleó un estilo distintivo de escritura, especialmente en sus historias. Su estilo a menudo abarca un comienzo abrupto, imágenes oscuras, vagas referencias al tiempo, descripciones limitadas, eventos imposibles y el tema de la guerra. Toda la instrucción que recibió se redujo a la lectura de los libros de su padre, campesino de Connecticut. fue el décimo de trece hermanos, todos bautizados con nombres que comenzaban con A. Sobre su infancia se sabe que su padre era un hombre de fe, dedicado a la lectura de la Biblia y la poesía de Lord Byron, mientras que su madre era de carácter férreo.
Durante su juventud sirvió como oficial del ejército de los Estados Unidos y luchó por el Norte durante la Guerra Civil Estadounidense o Guerra de Secesión (1861-1865), donde recibió un balazo en la cabeza un día antes de su cumpleaños 22, en 1864. De allí salieron sus primeras historias o cuentos, entre los que se encuentran algunas de sus creaciones más famosas, como Un suceso en el puente sobre el río Owl o Chickamauga, uno de los alegatos antibelicistas más sentidos de la literatura norteamericana, que pueden leerse en Cuentos de soldados y civiles.
Aunque quizá su obra más reconocida sea Diccionario del Diablo, una recopilación de textos satíricos publicados en fragmentos en diferentes periódicos durante más de veinte años de 1881 a 1906. Es que Bierce, quien residió en San Francisco por tres décadas, fue uno de los puntales -junto a Jack London- de la cadena de periódicos de William Randolph Hearst, hombre a quien detestaba. En aquel ambiente puritano lleno de represiones y prejuicios, casi todos los hermanos adquirieron un carácter difícil y sinuoso. De este menoscabo no se libró Ambrose, en quien se fue fraguando hacia su propia familia un odio visceral del cual, por razones que desconocemos, sólo libró a su hermano Albert. Durante estos años de formación, otro de los hermanos, en rebelión contra aquel autoritarismo doméstico, se fugó de casa para acabar como actor y forzudo de feria, mientras que una hermana acabó sus días devorada por caníbales en África, a donde había huido para ejercer de misionera.
Todavía adolescente, Ambrose tuvo amoríos con una mujer de más de setenta años, a quien más tarde él mismo definiría como "culta y todavía atractiva". Poco después, en 1859, Bierce ingresa en la Escuela Militar de Kentucky, donde su estancia se truncó prematuramente a causa de un accidente, supuestamente intencionado, que acabó incendiando el establecimiento.
Su vida familiar no fue sencilla. Estuvo casado, pero abandonó a su mujer cuando descubrió la correspondencia que ella mantenía con su amante. El destino de sus hijos no fue tampoco con "final feliz"; de sus tres descendientes, los dos varones tuvieron muertes trágicas. El mayor sucumbió bajo el efecto Werther: no soportó un desengaño amoroso y se suicidó, mientras que el otro murió debido a una enfermedad derivada de su alcoholismo. Así, su hija, Helen, se convirtió en su única razón para querer amar, para salir de esa oscuridad que parecía perseguirlo como en una profecía.
Su infeliz vida conyugal y el aburrimiento del día a día acaban por devolver a su espíritu la añoranza de sus aventuras juveniles. En octubre de 1913, el septuagenario Bierce partió de Washington D. C. para recorrer los viejos campos de batalla de la Guerra Civil. En diciembre cruzó a México por El Paso, que por entonces estaba en plena revolución. En Ciudad Juárez se unió al ejército de Pancho Villa como observador, llegando hasta Chihuahua, donde su rastro se desvanece. La última noticia cierta fue una carta que escribió a un amigo íntimo, fechada el 26 de diciembre. Se trata de una de las desapariciones más famosas de la historia de la literatura: el propio H. P. Lovecraft se refiere a ella en su novela El que acecha en el umbral (The Lurker in the Threshold, 1945):
Bierce decidió que una buena manera de poner su literatura periodística en marcha era participar de la Revolución Mexicana y, con bastante anticipación, planeó su partida. De camino a México, hizo una parada en Nueva Orleans para reponer fuerzas, allí fue entrevistado por varios periodistas. Uno le preguntó por qué iba a un país desgarrado por la guerra; él respondió: "Me gusta el juego … quiero verlo".
Pasó por San Antonio y llegó a Laredo, en Texas, donde pensaba cruzar la frontera, pero las historias sobre el general Francisco "Pancho" Villa y su División Constitucionalista lo hicieron cambiar de idea y luego de un tren a El Paso se dirigió a Chihuahua, donde Villa estaba liderando sus batallas.
El 26 y el 27 de noviembre, el ejército de Villa emboscó y derrotó a una fuerza de soldados federales, compuesto por Huertistas -como se llamaba a los seguidores del presidente de facto Victoriano Huerta- y Colorados en Tierra Blanca, un pueblo a unos 50 kilómetros de Ciudad Juárez. Bierce no solo presenció el enfrentamiento, sino que además según se cree tomó partido.
Antes de partir a México, en una carta fechada el 1 de octubre de 1913, escribió a una de sus familiares en Washington: «Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!.
En la Enciclopedia Británica se supone que pudo haber fallecido en el sitio de Ojinaga (enero de 1914), pues un documento de la época consigna la muerte en esta batalla de «un gringo viejo». La fecha generalmente aceptada de su muerte es 1914. La tradición oral de la villa de Sierra Mojada (Coahuila), documentada por el sacerdote Jaime Lienert, atestigua que Bierce fue ejecutado por fusilamiento en el cementerio del pueblo.
Todas las teorías de su desaparición
A pesar de trabajar para diferentes publicaciones del magnate de los medios William Randolph Hearst, la estima por su empleador era inexistente. Hearst poseía extensas tierras y haciendas en el norte de México, por lo que había sido parte del complot para la llegada de Huerta al poder como también para restablecer la dictadura prerrevolucionaria.
Bierce había realizado un texto periodístico sobre el rol de Hearst pero se lo llevó con él ya que no quería avergonzar a la anciana madre de Hearst, una mujer a la que el escritor admiraba. Así, guardó el manuscrito en un hotel de Laredo antes de cruzar la frontera, con la intención de volver por el material en el futuro y, quizá, publicarlo.
Antes de que el manuscrito pudiera ser recuperado por su familia en 1914 o 1915, Bierce abandonó el hotel y nunca más regresó. Para algunos, este misterio revelaría que Hearst utilizó sus influencias para desaparecer a Bierce, aunque nunca pudo saber dónde el escritor había ocultado el texto.
No todos están seguros de que Bierce haya participado de la Revolución Mexicana, para algunos investigadores como Roy Morris Jr., autor de Ambrose Bierce: Alone in Bad Company (1996), el escritor jamás llegó a Chihuahua y todo fue un ardid para desaparecer. Así de sencillo. Su principal argumento radica en que Bierce era una celebridad y que no podía haber sido ignorado por los otros periodistas norteamericanos que estaban presentes en la guerra. Sin embargo, Bierce era un periodista de "trincheras", o sea, le gustaba acercarse a los conflictos, ser parte, no solo esperaba en algún lugar cómodo, disfrutando de todos los manjares posibles, por el regreso de los combatientes para armar sus historias, como pasaba con el resto.
Otro autor que enfatizó en una puesta en escena fue Joe Nickell. En su publicación Ambrose Bierce Is Missing (2014) sostiene que no existen evidencias reales, ni de fuentes mexicanas ni de ningún observador contemporáneo, de que realmente haya viajado a México, a pesar de su deseo declarado de hacerlo. Para Nickell, Bierce fingió su desaparición para suicidarse en el Gran Cañón, donde nadie pensaría buscarlo. Por supuesto, si no existen pruebas de que estuvo en México, menos las hay sobre su presencia en Arizona, pero esta versión, aseguró, tendría más lógica en la manera de pensar de Bierce…
La pérdida del rastro del autor produjo que cualquier pista se convirtiese en una teoría. Los relatos sobre sus apariciones en diferentes países sudamericanos forman también parte de las leyendas incomprobables. El ensayista e investigador Glenn Willeford encontró quizá la única pista, una carta que escribió el 29 de mayo de 1913 a Walter Neale y que descansa en la Biblioteca Huntington: "Voy a redescubrir Tennessee (descubierto en 1862), una hazaña en la que espero su ayuda. Más tarde, me iré a México -donde gracias a Dios algo está sucediendo- y, con toda probabilidad, seguiré con Sudamérica, una región que me ha llamado la atención durante toda la vida".
Para llegar a Ojinaga, Bierce debía tomar el Ferrocarril de Oriente, atravesando Kansas. Los historiadores aseguran que en aquella época los rieles llegaban apenas hasta San Sóstenes -más precisamente hasta las cercanías de la hacienda Falomir, perteneciente al dueño del banco nacional de Chihuahua-, por lo que el resto del trayecto debió hacerlo en auto o a caballo. Aquel invierno fue duro, muy frío, por lo que la posibilidad de un severo ataque de asma aumenta. Richard Saunders, autor de Ambrose Bierce: The Making of a Misanthrope (1985), sostuvo que una tormenta en Nueva Orleans durante octubre de 1913 despertó en el autor una recaída asmática que lo dejó de cama, sin energías por varios días, por lo que no descarta que haya atravesado por una situación similar.
Bierce nunca fue un autor relacionado a lo sobrenatural, aunque aborde la temática en ¿Puede ocurrir esto? (1893). Allí, relata tres historias de "desapariciones misteriosas". La hipótesis más extraña es, seguramente, la que afirma que Bierce había estado vinculado con el investigador inglés Frederick A. Mitchell-Hedges, responsable del hallazgo de la misteriosa calavera de cristal, un objeto milenario que, según creen los amantes de la conspiración, fue realizado con tecnología alienígena. Según esta teoría Bierce habría sido secuestrado por seres interplanetarios ligados al extraño objeto.
Bierce recopiló historias que le sirvieron como disparadores, aunque no estaba enfocado en crear ficción pura sobre el tópico. Sin embargo, que haya indagado en este tipo de género fue un elemento para que su desaparición tuviese también una hipótesis sobrenatural. Unas historias con ribetes de Indiana Jones.
Con su desaparición en los titulares, varios grupos de investigadores estadounidenses bajaron hacia México tras su rastro. El método más común fue entrevistar a ex soldados al servicio de Villa, ya que sabían que habían participado en las batallas de Chihuahua y Ojinaga y, supuestamente, Bierce había participado de aquellos eventos. Un oficial, llamado Ybarra, reconoció al escritor en una fotografía y dijo que lo había visto en Ojinaga, pero que después del asalto a la guarnición federal nunca volvió a verlo. Algunos de los cadáveres de los caídos en aquellos enfrentamientos entre el 9 y 10 de enero en Ojinaga fueron enterrados en fosas comunes, mientras que otra gran parte fueron transportados y apilados en la Plaza de Armas, frente a la iglesia de Nuestra Padre de Jesús, donde confundidos entre vigas de madera seca y rociados con kerosén, ardieron en una fogata que apenas dejó rastros. Cuando la Primera Guerra Mundial estalló, los esfuerzos por recuperar a Bierce, vivo o muerto, cesaron.
La desaparición de Bierce sigue siendo un misterio, en el que cada teoría genera posibilidades que se extienden como las ramas de un árbol y que dejan tanto espacio para la creatividad, para la imaginación, como para la documentación.
Sumergido en encontrar una razón, el célebre mexicano Carlos Fuentes escribió su novela Gringo Viejo, en la que narra -con mucho de creatividad- los días finales de Bierce en México. La historia fue llevada al cine en 1989, con Gregory Peck en el papel de Bierce, y la dirección del argentino Luis Puenzo. El libro llegó a ser un bestseller en Estados Unidos y fue la primera vez que un autor mexicano apareció en la lista de los más vendidos en Nueva York.
Una historia popular es que Bierce se reunió con el aventurero británico F.A. Mitchell-Hedges, y robaron varios artefactos mayas. Bierce fue entonces supuestamente capturado y ejecutado en Honduras. …o fue llevado a un templo maya donde fue mantenido cautivo, vestido con pieles de jaguar y adorado como un dios.
También existen numerosas conjeturas que apuntan a que Bierce siguió su viaje hacia el sur, de hecho, se reportaron varios avistamientos del escritor en países de Sudamérica, aunque nunca pudieron ser confirmados.
Algunas fuentes afirman que Ambrose Bierce nunca existió en absoluto. Otra lo tiene internado en un manicomio, donde todos los rastros de él se perdieron entre los otros lunáticos. Dos años después de su desaparición, supuestamente estaba luchando en Francia con las tropas británicas de la Primera Guerra Mundial. A veces también se culpa a las fuerzas sobrenaturales por su misteriosa desaparición, ya sea porque las calaveras de cristal que descubrió con Mitchell-Hedges lo llamaron a sus creadores alienígenas, o porque (debido a que desapareció más o menos al mismo tiempo que un hombre llamado Ambrose Small) las fuerzas del mal estaban claramente reuniendo a hombres llamados Ambrose.
En su fulminante ensayo El horror sobrenatural en la literatura (Supernatural Horror in Literature), el maestro de Providence, H.P. Lovecraft, nos deja un repaso por la obra de Ambrose Bierce, hombre enigmático y sarcástico, cuya muerte, aún hoy, continúa siendo un misterio.
Ambrose Bierce por H.P. Lovecraft.
Extraído de El horror sobrenatural en la literatura (Supernatural Horror in Literature)
Bierce desapareció. Y alrededor de esos, sus últimos días, surgieron muchas teorías, incontable cantidad de investigadores, de buscadores, de fanáticos, salieron tras su rastro, algunos llegaron hasta a crear una literatura paralela sobre los acontecimientos finales, otros solo encontraron desazón.
“La muerte es una personalidad cuya llegada, cuando es anunciada, debe ser acogida con solemnes manifestaciones de respeto, incluso por quienes estén más familiarizados con ella”.
Ambrose Bierce, en "Un suceso en el puente sobre el río Owl o Chickamauga"
Algunos elementos de la obra de Bierce fueron tomados por el también escritor de relatos de horror H. P. Lovecraft para incorporarlos a sus Mitos de Cthulhu.
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