lunes, 19 de junio de 2017

5 Leyendas Urbanas ¡Aterradoras!




La leyenda de la costurera fantasma



El fantasma de la costurera es uno de los más recurrentes de Buenos Aires. La leyenda cuenta que, hace décadas, una joven, por necesidad económica, se vio obligada a emplearse en un taller de costura en una galería de compras dedicada a las artes plásticas conocida como el Patio del Liceo, Se trata de una construcción antigua y elegante, en donde pintores y escultores rentan espacios para montar sus talleres de arte y exhibir sus obras. al principio en su empleo , todo marchaba bien, y la joven podía ganar una pequeña suma de dinero después del arduo trabajo de todo un día, no podía objetar esto último ya que la necesidad la obligaba a conseguir al menos un pequeño ingreso para mejorar la situación de su familia.
Como usualmente sucede, la armonía de cualquier espacio es interrumpida por alguna tentación o fuerza diabólica que acaba con la paz de la escena.
La joven en cuestión, cuyo nombre no es recordado, era bella, en la flor de la edad. Algunos aseguran que se había comprometido con su novio, un muchacho que trabajaba en el sector de la construcción, y que estaban haciendo planes para contraer matrimonio y formar una familia. Desgraciadamente, esto no sucedería Aprovechando la desventaja económica de la joven, el supervisor; un hombre grande tanto de cuerpo como de edad, le ofrecía aumentos de sueldo y compensaciones económicas a cambio de entregarle sus virtudes. Pero ella se negó siempre.
El perverso hombre no estaba dispuesto a dejar de satisfacer sus impulsos. La galería era, en esos tiempos, un sitio alejado del centro de la ciudad, que no había crecido hasta convertirse en la urbe del día de hoy, y cerraba tarde en la noche para que las costureras pudiesen entregar a tiempo los pedidos de ropa del día siguiente. En esta ocasión, el supervisor, habiendo ideado un malévolo plan, conversó con la jovencita y le hizo saber que estaba arrepentido por haberla avergonzado con sus proposiciones por lo que la animaba a aceptar sus disculpas y regalarle unos pesos para su casamiento, una vez que todas las demás empleadas se hubieran ido, para evitar los celos. La joven, ingenua e imprudentemente, le creyó. Permaneció en su puesto hasta bien entrada la noche y esperó a que el supervisor se hiciera presente con el dinero cuando estuvieran solos. En lugar de ello, el lector lo imaginará, intentó ultrajarla. Asustado por el llanto y los gritos de la joven, que pedía auxilio desesperadamente, la asesinó. Huyó del lugar, pero al descubrirse el crimen la policía lo consideró el principal sospechoso y lo aprehendió en su vivienda, de la que no había salido intentando simular un malestar físico. Fue condenado a una larga pena de prisión que no llegó a cumplir, ya que murió en la cárcel de una enfermedad incurable.

Hasta aquí hemos dado cuenta de la historia terrenal de la joven y desgraciada costurera. Poco después de su trágica muerte, sin embargo, por la noche, los vecinos decían oír extraños llantos y observar el resplandor de una luz que parecía provenir del taller en donde la costurera fue muerta. Pasaron los años, la galería cambió su rubro principal, los artistas la ocuparon, pero el llanto de la joven costurera no se apagó. Es en ciertas noches que se escuchan inconsolables quejidos, que han movido a los inquilinos de la galería a construirle un pequeño altar en un recodo de los pasillos, en donde le dejan sus elementos de trabajo como ofrenda para que en algún momento su alma en pena descanse en paz, su inmerecida muerte la tiene atada y no la deja descansar en paz.

Leyenda de La Mujer del Candil


La Mujer del Candil, es un espíritu que vaga por la orilla de la playa, llevando una luz tan fuerte que hace voltear a cualquiera que pase por los alrededores o descanse en la habitación de algún hotel que rodea la región.
Según cuenta la leyenda todo esto ocurrió en la Costa Grande de Guerrero a principios del siglo. Se dice que una humilde mujer había pasado gran parte de su vida ahorrando dinero, juntaba sus moneda de oro con un único fin, tenía la ilusión de ir hasta el vaticano a visitar al Papa, como muestra de su devoción y admiración.
El tiempo le parecía eterno, hasta que por fin llegó el momento de emprender el viaje, en aquellos tiempos la región estaba algo apartada de la civilización y no se disponía de ningún transporte, la única opción era caminar por toda la orilla de la playa hasta llegar a Acapulco, ya que era una ciudad de suma importancia desde la cual podría trasladarse mejor, Llegar hasta allí le costaría día y medio de camino a pie.
Una vez lista, le anunció su partida a todo el pueblo, y empezó su caminata, al caer la noche no se presentó la luna, así que solo se guiaba con la espuma del mar y un candil de petróleo, aprovechando la oscuridad, unos hombres la atacaron, la asesinaron y le robaron sus monedas por el rumbo entre Carrizal y Mitla. Desde entonces todas las noches sin Luna, de la nada se enciende una tenue luz, que deja apreciar a una mujer cuyo vestido blanco se confunde con la espuma del mar, a cada paso que da, la luz se intensifica es por eso que no hay quien pueda describir como es ella de cerca, sobre todo porque tampoco ha habido quien se cruce en su camino, no sea que el dolido espíritu, este penando aún en busca de venganza.


El cementerio de vampiros de Celákovice



República Checa, Praga es una ciudad que atrae a muchos turistas, y en la zona metropolita de esta, se encuentra Celákovice, una bella ciudad  la cual está armoniosamente ambientada de estilo medieval. Fue reconstruida en el siglo XVI a la manera renacentista, y muy transformada a principios del siglo XX, En toda esta zona de Europa se tiene un fuerte atracción y creencia hacia los vampiros, y esta se reforzó de gran manera cuando en 1997  un arquéalo de nombre Jaroslav Paçek hizo el anuncio de que había encontrado, dentro de la misma localidad, un cementerio de vampiros, el temor a estos seres creció cuando el arqueólogo Jaroslav Paçek anunció que este cementerio era  exclusivamente de vampiros, o al menos, en donde descansaban los restos de aquellos acusados de serlo. Encontró en este lugar, catorce tumbas de personas acusadas de vampirismo por sus semejantes, y ellas se detallan prácticas y ritos para evitar que estos vampiros volvieran a la vida tras su ejecución.

Todas estas “sugerencias”, para evitar que volvieran a nuestro mundo, solo reflejan el miedo de la gente ante estas criaturas nocturnas y chupasangre. Lo cual dio como resultado, cadáveres con el cráneo roto y atravesado con un clavo de hierro, corazones traspasados por una estaca, cuchillos clavados en sus bocas.
Otro arqueólogo, Michal Lutovsky, autor del libro “Las sepulturas de los antepasados”, afirma que es normal encontrar este tipo de tumbas  en los grandes cementerios del centro de Europa, pero no se conocía el caso de un cementerio “exclusivo” para vampiros.

En Eslovaquia fue encontrado un féretro envuelto por cadenas para evitar que el vampiro saliera de ahí. Venecia, un difunto dentro de su ataúd tenía la cabeza atravesada por una estaca. En 1991, también en Eslovaquia apareció una tumba llena granos, según una creencia popular, el vampiro no puede resistirse a contarlos,   Cosas que comprueban la existencia de vampiros, principalmente en Europa del este.

El Árbol del Diablo en New Jersey

 

En el Oak Hammock Park, dentro del Municipio de Bernards en Nueva Jersey, yace un viejo roble de aspecto siniestro, con las ramas abiertas hacia el cielo, cual si fuesen brazos de condenados al infierno, paralizados en medio de sus movimientos llenos de angustia y desesperación. Le llaman el Árbol del Diablo: la leyenda dice que a su alrededor ocurren cosas inexplicables, y que muchos han perecido bajo sus ásperas ramas.
Cuentan que, al acercarse al Árbol del Diablo, una sensación de opresión se apodera de ellos, como si en el ambiente se respirase la maldad. Inclusive, algunos han dicho que percibieron gritos sin fuente aparente, o que vieron sombras o siluetas encapuchadas, merodeando con actitud acechante y escurridiza. Pero lo más sorprendente es la historia del carro negro fantasma, que ha perseguido a algunos después de que treparon en sus coches para alejarse del funesto lugar. Ese coche los persigue, castiga con su presencia la valentía de los curiosos, pero siempre desaparece inexplicablemente cuando el coche de las víctimas se aproxima a la carretera principal.
Ahora, y si nos preguntamos por qué nadie ha quemado el árbol o lo ha cortado, la respuesta se resume en una sola palabra: miedo. Y es que, quienes han golpeado al árbol o se han burlado de él, han experimentado accidentes de tráfico, daños en el coche, o algún otro suceso nefasto. Es como si el árbol se protegiese a sí mismo mandando mala suerte a quienes lo ponen en peligro, o al menos eso da a entender lo sucedido en aquella ocasión donde, tras emitirse la orden de derribarlo, los trabajadores encargados de cortarlo no pudieron hacer nada: primero porque las sierras eléctricas dejaron de funcionar inexplicablemente al encenderse cerca del objetivo, segundo porque, tras volver a funcionar inexplicablemente una vez que estuvieron lejos, los dientes de las sierras se rompieron cuando intentaron penetrar en aquella endemoniada madera, y tercero porque, al tratar de cortar con hachas, las hojas de metal se salieron tras los primeros golpes… Claro que alguien podría intentar acabar con el árbol de otra forma, pero todo el que se acerca siente miedo inexplicablemente; y nadie, tras haber respirado el horror que impera en torno al árbol, pensará en eliminarlo sin creer que por ello podría también sufrir la muerte o algo todavía peor…
Otro aspecto interesante de la leyenda, es que el árbol siempre se mantiene caliente al tacto, incluso si hace mucho frío y cae nieve. Es como si de un cuerpo humano se tratase, como si su seca madera fuese carne cálida, palpitante como las vísceras de los seres que, en los numerosos rituales satánicos que se han efectuado junto a él, han sido ofrecidos, sacrificados (hablamos de sacrificios de animales, de humanos no es seguro) al Señor de las Tinieblas… Conjuntamente, el calor constante del árbol es acompañado por pequeñas (unas zonas de unos 3 o 2 metros cuadrados más o menos) frías alrededor, las cuales siempre están, incluso en los meses de más calor; y es que, según el conocimiento esotérico y parapsicológico, el frío inexplicable es algo que acompaña a las presencias malignas…
Como vemos, el Árbol del Diablo tiene impreso el sello de la muerte, y han sido muchos los sucesos ocurridos junto a él: supuestas ejecuciones de esclavos rebeldes en siglos pasados, reuniones y linchamientos efectuados por el Ku Klux Klan, suicidios, un hombre que mató a su familia y después se ahorcó, y sobre todo el caso del asesino Gerard John Schaefer, que violó, mutiló, ahorcó y enterró a dos chicas junto al árbol, volviendo días después para cometer abominables actos de necrofilia con los cadáveres…
Finalmente, se sabe de fotos que muestran ectoplasma, orbes o cosas raras cerca del árbol, pero son muy pocas porque casi siempre las cámaras dejan de funcionar cuando están cerca del Árbol del Diablo.

La leyenda de la monja sin cabeza

El antiguo Colegio y Liceo de Nuestra Señora de la Misericordia, ubicado en Pocitos, supo ser hace muchísimos años un instituto exclusivo para mujeres, funcionando también como convento para un grupo no muy numeroso de monjas.
Cuenta la leyenda que, tal cual se dice de muchas iglesias y conventos enfrentados, en el subsuelo del lugar había una pequeña puerta que conducía a un pozo. Entrando por allí se accedía a una escalera que culminaba en un pasillo secreto, conectando con el instituto de enfrente, el Colegio San Juan Bautista.
El pasillo estaba cerrado y pocos conocían de su existencia, pero una monjita del lugar, más osada que las demás, comenzó a frecuentarlo. Quiso la casualidad que en algún momento coincidiera con un cura joven del San Juan Bautista, un encuentro casual que con el tiempo pasó a convertirse en una rutina oculta. Desafiando los preceptos de su religión y la moral de la época, el amor entre la Hermana y el Padre llevó a que los encuentros furtivos se repitieran con frecuencia.
El romance, sin embargo, tuvo un final abrupto: la Superiora del Instituto, que sospechaba de las ausencias repentinas de la monja, descubrió a la pareja en el acto pecaminoso. Como resultado, la Hermana fue excluida del convento y encerrada como castigo en una de las habitaciones pequeñas, que luego se usaría para dar clases.
Privada de las visitas a su enamorado, y manchada indeleblemente con la vergüenza del pecado descubierto, la monja se suicidó en el cuarto. Se cuerpo, según se afirma, fue enterrado en el patio del lugar, debajo de un monumento a Artigas.
Cuentan que incluso en estos días, cuando las tardes comienzan adelantar su llegada en el otoño, puede verse a la monja sin cabeza recorrer los pasillos del lugar. En ocasiones, cuando las campanadas del reloj dan las 18 horas, el piano del salón de actos comienza a tocar solo, recordando los tiempos en que la religiosa desgranaba unas notas tristes en recuerdo de su enamorado prohibido.
En French Fort Cove, Nueva Brunswick; existe la leyenda de una monja sin cabeza que aparece en el pueblo. La historia habla de una residente llamada Hermana Marie Inconnue en los 1700s, la cual en una variación de la historia, fue decapitada por un trampero enloquecido que escondió su cabeza en el bosque. En otra, dos marineros la decapitaron cuando se negó a revelar la localización de un tesoro. Algunos dicen que la historia de la hermana Marie jamás fue encontrada, y que su fantasma vaga hasta estos días buscándola.



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