Hay algo
misterioso e insondable en la contemplación de dos hermanos gemelos. Los gemelos son fascinantes, uno no puede vivir sin el otro. Hay muchos
cuentos y hasta leyendas que tratan de un lazo especial entre los hermanos
nacidos prácticamente en el mismo instante. A veces, si uno de ellos lo está
pasando mal, otro también siente su dolor, y de manera física.
Según se opina, existe entre
ellos un nexo tan fuerte que es casi sobrenatural. Su fenómeno a menudo supone
un punto de partida para las historias y películas de miedo, aunque los relatos
basados en los hechos reales muchas veces sorprenden incluso a los artistas más
creativos...
Ursula y Sabina Erikkson
Sabina y Ursula
son gemelas nacidas en Suecia. Sus vidas corrían a un ritmo normal, hasta que
el 17 de mayo de 2008, en Birmingham, las dos se tiraron bajo las ruedas de los
coches que pasaban por una autovía.
No sufrieron
lesiones graves, pero cuando a su lado aparecieron los policías, volvieron a
esquivarlos y lanzarse en el medio de la autovía. Ursula se encontró debajo de
un camión que durante un rato la arrastraba por el asfalto, y Sabina chocó
contra un coche de turismo (el impacto del vehículo fue tan grande que su
cuerpo quedó arrojado hacia arriba y golpeó el cemento con mucha fuerza. No
obstante, para la sorpresa de todo el mundo ¡las dos quedaron prácticamente ilesas! Las dos, ya tranquilas y
sonrientes, fueron llevadas al hóspital: Sabina fue mandada a casa al día
siguiente, y Ursula, por culpa de las piernas rotas por las ruedas del camión,
se quedó allí. Pronto Sabina empezó a andar por las calles, supuestamente buscando
el hospital en el que estaba internada su hermana. Parecía demente. Cuando durante una conversación
con dos hombres admitió no tener donde dormir, le ofrecieron un alojamiento....
La mujer aceptó la propuesta y esa misma noche asesinó a su anfitrión. Más
tarde fue vista vagando por las calles, autolesionándose. Hirió también a un
hombre que trataba de ayudarle. Por si todo eso fuera poco, saltó de un puente
colgado a la altura de 40
metros e... incluso de eso salió ilesa. Posteriormente,
fue llevada al juicio y sentenciada a 5 años de cárcel. ¿Por qué una condena tan baja?
Los peritos determinaron que una de las hermanas padeció un frenesí temporal, y contagió a la otra. Algunas personas le echaban la culpa al presunto encanto, fuerzas malignas, drogas o alcohol. Las mismas mujeres nunca revelaron los motivos de su comportamiento, pero las pruebas toxicologas no han marcado rastros de sustancias prohibidas en sus organismos.
Los peritos determinaron que una de las hermanas padeció un frenesí temporal, y contagió a la otra. Algunas personas le echaban la culpa al presunto encanto, fuerzas malignas, drogas o alcohol. Las mismas mujeres nunca revelaron los motivos de su comportamiento, pero las pruebas toxicologas no han marcado rastros de sustancias prohibidas en sus organismos.
Ronald y Donald Anderson
Ronald no era un
hombre de bien. Con frecuencia maltrataba a su esposa, Brenda, y tenía
problemas con las autoridades. Cuando la mujer decidió separarse de él, la
asaltó y le hizo daño, por lo que fue llevado al juicio, demandado y
encarcelado. Todo esto no
habría sido nada sorprendente, si no fuera por el hecho de que, al cabo de 6
meses, los guardias se percataron de que el hombre encerrado en la celda no es
Ronald, sino su hermano gemelo, Donald. Cuando exigieron explicaciones, oyeron
que Donald le quiere mucho a su hermano. ¡Pero
todo eso no termina aquí! Ni siquiera fue la primera vez
que tuvo que dar la cara por él: como decía, era mucho más resistente que su
gemelo, quien no podría permanecer en una cárcel. Los guardias se quedaron
perplejos ante una noticia en especial: en el nombre de su hermano, Donald
realizó incluso un servicio militar en Corea (y se sacó una licencia de piloto). El mejor de los hermanos fue
liberado de inmediato, y la policía emprendió la búsqueda de su gemelo. Ronald
fue sentenciado a pasar 14 años entre rejas, y aunque Donald sigue asegurando a
las autoridades que con gusto se dejaría aprisionar por él, los altos mandos
comprobaron con mucho caute su verdadera identidad...
June y
Jennifer Gibbons "Las Gemelas Silenciosas"
Las hermanas
nacieron en Gales, en 1963. Aunque tenían otros hermanos, solían pasar el
tiempo únicamente en su propia compañía, aislándose de los demás. A causa del
hecho de convertirse en un objeto de burlas (sus padres provenían del Caribe y
las niñas eran de piel oscura), dejaron de comunicarse con el mundo exterior. La sorprendida familia
descubrió que se comunicaban entre sí utilizando un idioma que habían inventado
(en realidad era inglés, aunque las dos hablaban muy rápidamente). Lo más
chocante era que June y Jennifer parecían saber leer los pensamientos de otros
y prever el futuro. Los psiquiatras y psicólogos consultados por sus familiares
decidieron que lo mejor sería separarlas, por lo cual fueran mandadas a
distintas escuelas con internados. Sin embargo, en vez de cambiar, cayeron en
el estado de catatonia.
¿Qué pasó después?
Cuando los médicos volvieron a juntarlas, nada cambió. Las dos niñas pasaban mucho tiempo escribiendo: primero, cada una llevaba su diario (en el que exponían el amor y el odio mútuo), luego las dos publicaron novelas. Después empezaron a buscar problemas: asaltaban casas, robaban objetos e incluso provocaron un incendio. Por todo ello fueron mandadas a un manicomio en el que pasaron varios años.
Al fin y al cabo llegaron a creer que si una de ellas quería llevar una vida normal, la otra tenía que morirse. En 1993, durante un viaje de autobús, Jennifer apoyó su cabeza en el hombro de su hermana y... falleció (al parecer, de miocarditis). June sigue viva, Ya no es monitoreada por los servicios psiquiátricos, y ahora que es aceptada por su comunidad, busca dejar el pasado atrás.
¿Qué pasó después?
Cuando los médicos volvieron a juntarlas, nada cambió. Las dos niñas pasaban mucho tiempo escribiendo: primero, cada una llevaba su diario (en el que exponían el amor y el odio mútuo), luego las dos publicaron novelas. Después empezaron a buscar problemas: asaltaban casas, robaban objetos e incluso provocaron un incendio. Por todo ello fueron mandadas a un manicomio en el que pasaron varios años.
Al fin y al cabo llegaron a creer que si una de ellas quería llevar una vida normal, la otra tenía que morirse. En 1993, durante un viaje de autobús, Jennifer apoyó su cabeza en el hombro de su hermana y... falleció (al parecer, de miocarditis). June sigue viva, Ya no es monitoreada por los servicios psiquiátricos, y ahora que es aceptada por su comunidad, busca dejar el pasado atrás.
¿Cual de los gemelos es el violador?
Elwin y Yohan son dos hermanos gemelos de 24 años tan idénticos que ni las más avanzadas pruebas
científicas son capaces de determinar cuál de los dos es responsable de las
seis violaciones que, se
sospecha, uno de ellos ha perpetrado. Por poder, podría ser que los dos fueran
responsables.
O, algo más
improbable, que los dos fueran inocentes. Es prácticamente imposible de
determinar y hasta que la policía francesa logre la forma de hacerlo con
pruebas suficientes, ambos gemelos, mensajeros en paro, permanecen en prisión
sin posibilidad de fianza.
Los dos son gemelos
monocigóticos, lo cual significa que una
prueba estándar de ADN no revelaría las escasas diferencias genéticas entre los
dos sospechosos y, por
tanto, no se puede establecer a quién pertenecen los restos de ADN hallados en
las víctimas de los ataques. Es, en definitiva, lo que el jefe de la
investigación policial,Emmanuel Kheil, ha tildado de
"caso rarísimo".
La alternativa pasa
por realizar una prueba de ADN mucho más exhaustiva para esclarecer quién es el autor de las seis
violaciones a mujeres de entre 22 y 76 años, realizadas entre septiembre y
enero en Marsella (Francia) y el que se llevaba siempre el móvil de sus
víctimas al terminar.
El problema es que
esa prueba es tan inusual y tan exacta que costaría, al menos, un millón de
euros, algo que Khiel califica de "oneroso". Mientras tanto, les
quedan las pruebas superficiales: que tanto Elwin como Yohan niegan haber
participado en cualquier agresión sexual y que, por otro lado, aparte del ADN
común a ambos, está también el testimonio de una de las víctimas, que
identificó a su agresor pero que es incapaz de decidir cuál de los dos era.
Los dos hermanos
vivían juntos en un apartamento, donde se
ha encontrado la ropa que, según una víctima, llevaba su agresor:
resta ahora determinar a quién pertenece para ahorrar al Estado la
"onerosa" prueba. Según el diario local La Provence , uno de los hermanos ha
admitido toda la culpa pero tampoco eso puede admitirse como prueba fehaciente,
ya que cabe la posibilidad de que sea una confesión pensada para confundir la
investigación.
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