Perdón Llegué Tarde
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ace ya una hora que
espero, todavía falta por lo menos media hora más, siempre llego temprano,
estoy constantemente pendiente del tiempo, sino sería regañada, nunca lo fui
cumplo bien con mi trabajo. Reposo mis esqueléticas piernas sobre la mesa del
tipo que espero, se fuma un cigarrillo sin imaginar que será el último, luego
se irá a bañar para resbalar y morir en la ducha, bueno así es la vida, hoy
estamos mañana no, a mí también alguna vez me tocó.
La llovizna de esta noche me pone melancólica,
¿Quién lo creería?, la señora muerte melancólica; me dicen “La parca”, dicen
que soy abominable, fría, fea, temible, frenética, lujuriosa, nefasta,
detestable, desalmada, la nada, vil y despiadada. No se porque me asocian con
todas esas palabras si tan sólo cumplo con mi trabajo.
Faltan pocos segundos, cuento, tres, dos, uno,
listo el hombre cayó al piso, tomo su alma,
lamentablemente debo llevármela a un lugar horrorífico donde arderá para
siempre, anoto “muerte accidental a las veintitrés horas”.
Vago por la noche, debo recoger el alma de una
anciana amable, llegué a tiempo, la mujer yace en su cama, su hijo llora a su
lado, cuento, tres, dos, uno, tomo su alma, el hombre me grita sin saber donde
estoy – Muerte de mierda no te la lleves- anoto “Muerte natural”. No me importa
lo que me gritan, solo pienso en Lorenzo, en esos ojos azules que reflejan su
hermosa alma; me recuerda a un joven que tomé hace mucho, estaba con sus bellos
ojos turquesas llenos de lágrimas, parado en el patíbulo recibiendo con
resignación su muerte. Espío a Lorenzo todas las noches, no se imagina que lo
escucho cuando me dice,- “Muerte ven hoy por mí”; la depresión lo llevara a la
muerte mañana, tomé el alma de su esposa hace poco así lo conocí, ella fue
asesinada de dos tiros cuando los asaltaron en la calle, murió en sus brazos.
Lorenzo morirá por pena de amor, hace tanto
que lo espero, me enamoré de esos ojos llenos de tristeza; si señores; la
señora muerte con su corazón de piedra se convirtió en una tonta enamorada, de
esa alma pura y joven, el letargo de esperar hasta mañana me pone de mal humor,
lo miro apuntándolo con mi guadaña, él acaricia un jazmín, seguramente
recordándola, eso me pone lujuriosa; apoya sus manos sobre el balcón parece que
va a suicidarse, mira hacia abajo, pero no puede, esta débil, deja caer la
flor; ahora esta a mi lado, se me eriza la piel al rozar su cuerpo. Me voy
tengo mucho trabajo como para contemplarlo, debo anotar, muerte por suicidio,
muerte por envenenamiento, muerte súbita, muerte por sobredosis, muerte en
accidente de tránsito, muerte por ahorcamiento. Vago en el aire, la lúgubre solitaria
de esta noche me fastidia, los perros aúllan al verme pasar, nadie puede
quejarse de mi soy muy eficiente, siempre llego a tiempo. Me siento en el banco
debajo del sauce que hay en el jardín de Lorenzo, sus ramas perecen llorar por
él, lo espío esta tendido en su cama esperándome. Falta tan poco para tomar su
hermosa alma y anotar, “Muerte por pena de amor”, su rostro se ilumina apenas
por la penumbra de una vela; en dos minutos llegara un amigo para rescatarlo de
mi, pero en un minuto debo llevármelo, esperé tanto este momento, me mira, lo
miro, es el momento más dulce que viví, creo que esta noche donde la luna se esconde podría incluso yo morir de llanto, cuento, tres, dos, uno, no puedo me
tiembla todo el cuerpo, otra vez, tres, dos, uno, anoto, “Perdón llegué tarde”.
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