viernes, 18 de octubre de 2019

Cuentos de Halloween "Tu vida por una Historia de terror" L.C.D



De: Historias de Halloween
Tu Vida por una Historia de Terror

 Era una tarde lluvia, los relámpagos iluminaban el viejo ventanal de la escuela, Franco observaba la cortina de agua cayendo sobre las baldosas del patio, la rayuela dibujada con tizas de varios colores por Laura y Sofía sus dos compañeras desaparecía. Franco Díaz tenía catorce años, no le agravada la noche de brujas, ni ninguna fecha especial, era algo solitario y un fecha festiva significaba tener que esforcé a socializar con otros niños, él no creía en los fantasmas, es más, a todo hecho paranormal le buscaba una explicación simple y lógica,  no se asustaba nunca con nada, lo suyo era la ciencia y la razón.
 Aquella tarde del viernes 31 de octubre, cuando Paula leyó su historia, a Franco le dio un ataque de risa en frente de todos sus compañeros, le dijo que  su relato era verdaderamente estúpido, que un fantasma jamás podría enamorarse de una persona viva y que más allá de todo tampoco existían los espectros. La profesora lo regañó poniéndole tarea doble para que se llevara a su casa, Franco, solía burlarse de sus compañeros de escuela, pese a ser un chico estudioso y aplicado en esta ocasión no escribió nada, las diversas lecturas de historias de terror de sus compañeros le parecían una pérdida de tiempo. 
En un momento el aula quedó en completo  silencio y la voz de una niña que provenía del fondo dijo: - Yo tengo una historia que me gustaría leer - . Todos se dieron vuelta y quedaron asombrados al descubrir que se trataba de Melisa Ross, una niña marginada que nunca hablaba con nadie.
-         No hace falta que leas ninguna historia boba, ya tuvimos suficientes, con tu apariencia siempre de negro, con eso ya logras asustar - Dijo Franco y todos rieron.
La profesora otra vez regañó a Franco poniendo un ítem más en su tarea extra y le pidió a Melisa Ross que leyera.
Ella comenzó a leer: Mi historia se llama “Sam, el que come corazones en Halloween”.  
 Aquella fría y tétrica noche de Halloween, Sam se despertó, no recordaba cuanto tiempo llevaba durmiendo, seguramente demasiados años,  pero lo que logró que despertara de su letargo fue que escuchó una lejana voz pronunciando su nombre –“Sam, Sam, despierta...”- Decía alguien musitando en su oído. Era medianoche y Sam era libre para salir de su oscuro lugar de reposo,  él sabía que no era un niño o un adolescente, no era joven ni viejo, simplemente existía, mientras  caminaba con lentitud por el bosque, observó la pálida luz de la luna por unos segundos entre las torcidas y lánguidas ramas de los árboles.
 Recordó que en un tiempo había observado a la gente, no comprendía a las personas cuando las veía reír o llorar, no entendía por qué la gente tenía tantos sentimientos, él nunca había sentido nada, él nunca había tenido un corazón humano. Aquella noche de Halloween descubrió que había algo que podía sentir  aunque no era ni risa ni llanto, mucho menos amor,  podía sentir el miedo de las personas, eso le despertaba un sentimiento que nunca había tenido, y era rencor por no tener un corazón, pensó en las cosas que asustaban, por ejemplo las historias de horror, si él juntaba muchas historias de terror entonces podría sentir algo en su negro y seco corazón, lo descubrió cuando vislumbró la luz de una fogata en medio de bosque y se acercó, escuchó a unos niños contar unas historias de terror. Sam buscaría muchas historias de terror, lo único que quería en el mundo era escuchar a las personas con sus voces temblorosas narrando historias de horror. 
 Esa noche de brujas entró sigilosamente en una casa, ingresó a una habitación donde un hombre dormía, lo despertó con sus fuertes pasos, el hombre le dijo que se llevara lo que quisiera pero que no le hiciera daño, lo que Sam no comprendió - Sólo quiero escuchar una historia de terror – Le dijo con su tosca voz, hacía muchos años que no pronunciaba palabras. El hombre asustado no lo entendió que era lo quería, entonces Sam le dijo con mayor firmeza – Tu vida por una historia de terror – Ahora con una fuerte y clara voz.
El hombre aterrado le contó tartamudeando una historia muy corta que había escuchado en una película. Sam conforme con la historia se esfumó de aquella casa dejando al hombre muerto de miedo con la sensación de haber estado al borde de la más dolorosa muerte, aquel espectro lo dejó completamente perturbado, pero gracias a su historia había salvado su vida.
 Sam quería sentir el miedo en las personas, y continuo visitando casas aquella noche de Halloween, de todas se llevó una historia más, salvo de la última casa que visitó, en donde despertó a un adolescente que dormía – Tu vida por una historia de terror - Le dijo Sam.
El chico no entendió, Sam volvió a decir.
– Tu vida por una historia de terror.
El chico aterrado no sabía que decirle ni que contarle, no conocía ninguna. Aquella noche los vecinos alertaron a la policía, se habían escuchado gritos desgarradores de una persona. La policía se encontró con el joven muerto en su cama, le habían arrancado el corazón y en las paredes dejaron escrito con su sangre.
 “Tu vida por una historia de terror.” 
Desde entonces se corrió el rumor y la leyenda de Sam, el que come corazones en Halloween, fue pasada de generación en generación. Se dice que cada noche de Brujas, Sam puede visitarte mientras duermes y pedirte una historia de terror, es mejor que le cuentes una o tendrás una muerte terrible, Sam te arrancará  tu corazón.
Cuando Melisa terminó su lectura, todos sus compañeros la observaban con el terror dibujado en sus rostros. 
-         Es una historia que sacaste de alguna tonta película - Le dijo Franco.
Ella no respondió nada sólo lo miró a los ojos desafiándolo. Franco sonrió.
- Es un maravillo cuento de terror Melisa, lograste mantenernos a todos escuchándote detenidamente, muy bien logrado - Dijo la profesora. El timbre de salida resonó en toda la escuela secundaria.
- Cuídate de Sam esta noche, al contar su historia, él despertó - Le dijo Melisa a Franco al pasar por lado. Franco se rio de ella.
 Aquella noche cuando Franco se preparaba para irse a dormir al apagar las luces escuchó un sonido de pasos en toda su habitación, asustado encendió la luz de su velador, frente a su cama, vio a un hombre muy alto vestido con un viejo abrigo largo de color negro todo carcomido por el paso del tiempo,  llevaba puesto un sombrero, el hombre comenzó a acercarse lentamente, cada vez más cerca, Franco apretó sus ojos, estaba tan cerca que sintió su aliento, era como el olor de una tumba vieja, un olor pestilente, rancio, parecido a la humedad de un sótano o al moho en una cueva, entonces abrió los ojos, y vio a Sam, su rostro era cadavérico, sus ojos amarillos  brillaron al exclamar  – Tu vida por una historia de terror.
En niño aterrado no sabía que decir, no recordaba  ni siquiera los cuentos de sus compañeros, Franco no sabía ni una sola historia de terror.





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