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viernes, 24 de febrero de 2017

Hospitales psiquiátricos Leyendas Urbanas parte 1





Hospital psiquiátrico de Aradele

El hospital psiquiátrico de Aradele aún continúa en pie y de hecho es uno de los puntos turísticos en Australia más visitados, por aquellos que desean ver cómo era una clínica de rehabilitación mental en el pasado.

En Australia, durante el siglo XIX, fue construido el Hospital psiquiatrico Aradele, para albergar a la población de enfermos mentales de la ciudad de Victoria, separada en 1851 del resto de la colonia. Integrado por un complejo que supera los 60 edificios, en su momento de mayor actividad llegó a tener entre sus paredes a más de 900 pacientes. Estuvo abierto 140 años y cerró finalmente en 1993. Se asegura que en ese lugar fallecieron unas mil personas victimas de los métodos empleados en su tratamiento.


Muchos de sus edificios siguen intactos, tal como cuando fusionaba, la morgue, habitaciones con las paredes acolchadas, y también el anfiteatro, donde se llevaban a cabo cirugías como la lobotomía y otras prácticas. Ahí se internaba una variedad de pacientes afligidos por condiciones tan diversas como el autismo o el síndrome de Down, o a personas sujetas al capricho del director, que las internaba de por vida.


Las investigaciones paranormales conducidas en el sitio sostienen que los visitantes experimentan sensaciones inexplicables de angustia; se escuchan murmullos, llantos y susurros, súbitamente atraviesan a lo lejos misteriosas figuras negras o grises, y aparece por ahí una que otra enfermera para pagar las culpas que cometió en vida. El lugar parece abandonado pero se abre a los visitantes interesados por el mundo paranormal.

Sin embargo, en su interior aún se pueden escuchar los alaridos que quedaron atrapados entre los muros acolchonados. Hay un relato de terror que cuenta que el director del hospital a veces aceptaba encerrar a personas completamente cuerdas, si los familiares de la víctima aceptaban pagarle una gran suma de dinero, luego de cobrar la herencia.

Precisamente se dice que uno de esos potentados fue llevado contra su voluntad hasta las puertas de Aradele, para ser tratado como un interno más. A pesar de que ese individuo luchó con fuerza, con el único fin de escapar, siempre era encontrado por los vigilantes del hospital quienes no solamente lo encerraban sin comer en su cuarto, sino que a veces lo llevaban al sótano junto a la morgue, para practicarle sesiones de electrochoques. En uno de sus últimos intentos, dicho paciente logró tomar un bisturí y amenazar a uno de los doctores con cortarle la garganta, si éste no lo ayudaba escapar, cinco  guardias de los mejores entrenados lograron neutralizarlo.


Al día siguiente, se les anunció a sus familiares del interno, que se le practicaría un procedimiento quirúrgico, una lobotomía, la cual se haría para bloquear las funciones nerviosas de su cerebro y así dejarlo prácticamente en un estado de animación suspendida. Luego de la operación, salió el cirujano y les comunicó a los familiares del acaudalado paciente que el procedimiento había sido todo un éxito y que ya no deberían preocuparse de sus locuras, pues lo único que él podría ser de ahora en adelante sería beber sus alimentos a través de una pajilla.


2 horas más tarde el paciente falleció y su cuerpo fue llevado al depósito de cadáveres, en donde el patólogo le practicaría una autopsia de rutina, cuando llegó el médico se dio cuenta de que en la sala no había restos que examinar, el paciente había desparecido…


Subió a la oficina del director a comentarle lo que había observado y al entrar a su despacho, se encontró con que la secretaria del director que yacía moribunda sobre el escritorio. Horrorizado el médico forense gritó:

– ¿quién fue, quién fue? Cuestionamiento que el director del hospital no pudo contestar, ya que le faltaban tanto la lengua como todos sus dientes.



Hospital Psiquiátrico de Bartonville




El Hospital Psiquiátrico de Bartonville se encuentra entre las localidades de Poeria y Pekin (Illinois) y fue construido a finales del siglo XIX. Como todos los manicomios, era un lugar en el que reinaba una atmósfera de abandono, locura y terror.
En los años anteriores a su cierre, los miembros del personal del centro empezaron a informar de extrañas apariciones. Pero la más conocida, y la que más llama la atención, es la primera aparición documentada de uno de sus residentes, Old Book.
Formado por 47 bloques, en 1885 se inicia la construcción de otro más, destinado a ser el edificio principal. Una vez acabado, en 1887, parecía un castillo medieval con almenas y torreones. Pero nunca llegó a usarse, y se derribó en 1897, alegando motivos de diseño y estructura. Según el primer informe, el edificio había sido construido sobre una mina de carbón abandonada y habían comenzado a aparecer grandes grietas en las paredes.

En 1902 el hospital volvería a abrir sus puertas gracias al Dr. George A. Zeller, un pionero en la salud mental. Implantó un sistema conocido como "cottage system", que significa, manicomios formados por pabellones. Se construyó también una enfermería, un almacén y un edificio de servicios con lavandería, cocina y panadería. Además, Zeller había implementado un sistema sin barrotes en las ventanas. Decidieron también que el psiquiátrico se haría cargo de los entierros de los muertos cuyos cuerpos no fuesen reclamados, se construyeron cuatro cementerios, ubicados detrás de los edificios principales. Los más antiguos están marcados con piedras que solo tienen números, ya que muchos pacientes llegaron sin identificar.
Es en estos cementerios es donde  surgen las primeras apariciones, que fueron documentadas por el propio Dr. Zeller.

Poco después de asumir la dirección del hospital, se creó un grupo de trabajadores destinados a enterrar a los muertos, formado por miembros del hospital y pacientes suficientemente competentes para excavar las tumbas. De los sepultureros, el mas inusual era un hombre completamente mudo al que llamaban Bookbinder (encuadernador) u Old Book, nadie conocía su verdadero nombre (había sufrido un colapso mientras trabajaba como encuadernador en una imprenta de Chicago y el oficial que lo había detenido lo escribió así en el informe). Los entierros se realizaban por respeto, pero Old Book hacía lo mismo en cada funeral: se quitaba la gorra y lloraba en voz alta por el fallecido, secándose las lágrimas con la manga y apoyándose en el viejo olmo del cementerio.

Cuando Old Book murió, todo el personal del psiquiatrico decidió acudir a su entierro. Zeller escribió que más de 300 personas asistieron a la ceremonia. Entre sus notas también describió cómo el coro acabo de cantar "Rock of Ages", se procedió a levantar el ataúd lentamente para quitar las vigas que lo sostenían sobre el hoyo, pero en vez de ofrecer resistencia, los cuatro hombres que tiraban de las cuerdas lo elevaron como una cáscara vacía. De repente, se oyeron sollozos provenientes de un olmo, los presentes se giraron para descubrir que era Old Book. Abrieron el ataúd, convencidos de que su cuerpo no podía estar dentro, pero encontraron el cadáver en la misma posición en la que lo habían colocado. Los ojos de los asistentes iban del ataúd al olmo, pero la aparición se había desvanecido.
Unos días mas tarde, el olmo comenzó a marchitarse a pesar de los esfuerzos por salvarlo, en un año estaba completamente muerto. Cuando intentaron quitar los restos del árbol, los trabajadores afirmaron que había comenzado a emitir un "grito agónico y desesperado de dolor". Zeller sugirió quemarlo, pero el llanto continuaba oyéndose.
Tras la muerte del Dr Zeller el hospital se siguió usando como centro de atención para niños y tuberculosos. La institución finalmente cerró sus puertas en 1972, y permaneció vacío hasta 1980, cuando fue vendido en una subasta. Uno de sus compradores se declaró en bancarrota y algunos edificios pasaron a ser propiedad del banco, mientras que los demás son propiedad de Winsley Durand Jr, que planea convertirlos en oficinas.


Sanatorio mental Hellingly

 

A diferencia de los otros centros psiquiátricos, el hospital Hellingly fue construido al sur de Inglaterra con un nuevo método: aislar a los pacientes a un espacio abierto, luminoso y con amplios espacios en contacto con la naturaleza, distinto de los centros edificados hasta entonces. Para ingresar al hospital, sólo se podía llegar a través de un tren a carbón diseñado especialmente para llegar el recinto. 


Hellingly Mental Asylum, es un gran complejo hospitalario abandonado con más de un siglo de antigüedad, el cual hoy en día se encuentra en ruinas, decrepito, olvidado, a pesar de que hace tan solo 20 años cerró sus puertas. Cuentan aquellos que lo han visitado que se pueden oír extraños sonidos en su interior; esto asociado a su tétrico aspecto, oscuro y aislado, lo hace un lugar sumamente atractivo para los amantes de fantasmas e historias de terror. Lo que queda del edificio se encuentra en el condado de East Sussex, cerca al pueblo de Hellingly, en el sur de Inglaterra. Fue construido en 1898, basándose en el diseño del arquitecto George Thomas Hine, miembro de la Lunacy Commission, una organización dedicada a supervisar el estado de los psiquiátricos y garantizar el bienestar de los enfermos.

El inmueble de estilo victoriano lo tenía todo. Como se acostumbraba en la época, hombres y mujeres estaban en edificios separados, el oeste estaban destinado para ellos, además se encontraban los talleres, zona de mantenimiento, mientras que ellas habitaban el este, junto a la lavandería y la enfermería. También contaba con una capilla, residencias para los trabajadores e incluso un hospital para enfermedades infecciosas. Todo esto, en un lugar totalmente aislado entre bosques y extensa vegetación, lejos de la civilización, a la cual permanecía conectada mediante un tren propio.
Fue inaugurado en 1903 para despejar un poco la ocupación del resto de asilos del condado y pronto ganó fama ya que se utilizaban nuevos métodos para el tratamiento de enfermedades, la cual aprovechar el entorno natural, dejando atrás de tratamientos invasivos y traumáticos poco efectivos. Al menos eso era lo que decían nada de lobotomías, terapias eléctricas o cualquier otro método barbárico de la época. Aunque solo sus muros conocen la verdadera historia y los acontecimientos que allí se produjeron durante casi cien años. Ya que siendo un lugar en medio de la nada, con difícil acceso era el lugar perfecto para realizar cualquier tipo de prácticas sin ser descubierto, solo se podía llegar ahí a través de una serpenteante carretera y una vía de tren. Por alguna razón esas voces siguen ahí, tratando de revelar algún secreto.

El hospital está dividido en distintos bloques, comunicados entre sí por largos corredores, girando en torno a la zona central, donde se encontraba la cocina, las zonas de recreo y la residencia de los médicos. A excepción de un breve periodo de tiempo en los años 30, el hospital funcionó a pleno rendimiento hasta mediados 1994, encargándose de los enfermos mentales procedentes de otros psiquiátricos e incluso de las madres solteras que se quedaban embarazadas. La línea ferroviaria funcionó hasta 1959, cuando se dejó de usar el carbón para las calderas que se modernizaron y comenzaron a usar petróleo.
Algunas zonas del complejo continúan teniendo algún uso, pero la mayoría de los bloques quedaron en total abandono. Varios incendios destruyeron por completo algunas zonas y otras han sido demolidas ante el colapso inminente. Aun así, las voces no se callan y las visitas de los amantes de lo paranormal siguen creciendo.












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