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miércoles, 4 de enero de 2017

“Holmes Castle” El Hotel del Horror. H.H. Holmes es James March







“Holmes CastleEl Hotel del Horror. El verdadero Hotel Cortez
 H.H. Holmes es James March


Ryan Murphy ya ha reconocido que se basa en sucesos reales para armar las tramas de American Horror Story.  En  Hotel hay una gran variedad de historias reales que  han servido de inspiración para dar vida a los huéspedes del hotel Cortez.

H.H. Holmes Y James March,  el propio Evan Peters ya confirmó que la historia de su personaje está basada en H.H. Holmes. El que fuera considerado como el primer asesino en serie de la historia de Estados Unidos ha servido de base para crear al personaje James March. El Hotel de AHS esta basado en dos hoteles el  de H.H Holmes y el Cecil.




Herman Webster Mudgett  mació el 16 de mayo de 1861, también conocido como Dr. Henry Howard Holmes o simplemente “Dr. Holmes”, fue un asesino en serie estadounidense que confesó hasta veintisiete asesinatos y cincuenta intentos de asesinato., y puede haber sido responsable de hasta el 200, según algunas estimaciones. Sin embargo, no fue sólo el número de víctimas que le dieron a  Holmes su lugar en la historia de asesino en serie, sino  la forma en que se realizo las obras de su Hotel.

Hijo de un padre abusivo y una madre puritana, su padre , jefe de correos de profesión, era un hombre severo parecía tener tendencia a emborracharse y cuando se hallaba bajo los efectos del alcohol su comportamiento era violento, aunque en este punto discrepan los investigadores que no mencionan ese aspecto de la personalidad de Holmes(le llamaré así a lo largo del artículo)  En cuanto a su madre era una mujer muy religiosa que profesaba la fe metodista y que trataba de compartir su fe con su hijo, al que adoraba y mimaba,  leyéndole la biblia  
Holmes contaría después que cuando era niño sus compañeros de clase le obligaron a tocar un esqueleto conociendo el miedo que esto le causaba para reírse a su costa y que habría sido aquí cuando comenzó su particular fascinación `por la muerte. Tal vez fuera así o tal vez lo fuera de otra forma, porque los psicópatas, como vimos ayer, no tienen ningún problema en mentir siempre que lo consideren favorable para sus intereses. Incluso se especula con que esta atracción por la muerte pudo traducirse en un primer asesinato cuando apenas tenía siete u ocho años, fecha en la que su primaMary Mudgett murió ahogada en un arroyo próximo a la casa del pequeño Holmes, aunque no es más que una especulación ya que hoy no es posible confirmar si fue asesinada o se trató de un accidente. Además de esa fascinación morbosa por la muerte Holmes también estaba fascinado por los artilugios mecánicos, realizando incluso sus propios diseños, una fascinación que en su edad adulta tendría unas aplicaciones tenebrosas.
Muy pronto manifestó una atracción hacia las mujeres con fortuna, un interés poco corriente que lo enmarcaría como un Don Juan del crimen. A los dieciocho años se casó con una rica joven llamada Clara Louering para pagar sus estudios de medicina, la arruinó y una vez obtenidos con lustre sus diplomas en la Universidad de Míchigan, la abandonó para irse a vivir con una viuda, que satisfizo sus necesidades gracias a las rentas de su respetable casa de huéspedes. Siendo ya médico, dejó a aquella segunda conquista, ejerció durante un año en el estado de Nueva York y fue después a establecerse en Chicago.
Herman Webster Mudgett, conocido como, Henry Howards Holmes, comenzó su carrera criminal muy pronto, mientras estudiaba medicina en la Universidad de Michigan en 1882. Con 21 años, comenzó a robar cadáveres para desfigurarlos y estafar al seguro -cobrando las pólizas que el mismo contrataba con engaños y documentos falsificados-, haciéndoles creer que los asegurados habían muerto en un accidente. Fue solo el principio. 

Abandonó la carrera antes de la graduación, para probar suerte en el mercado farmacéutico, trabajando en diversas ciudades del país hasta que decidió afincarse, junto a su mujer, Clara Lovering, en la farmacia de Elizabeth Holton en Chicago. 
Guapo, con aire distinguido, siempre elegantemente vestido, Mudgett tenía innumerables éxitos amorosos. Al llegar a su nueva ciudad no tardó en seducir a una joven millonaria llamada Myrta Belknap. Tomó el nombre de Holmes para vencer las reticencias que la señorita le oponía, se casó con ella, y gracias a unas falsificaciones de escrituras, estafó 5,000dólares a su familia política para hacerse construir una casa suntuosa en Wilmette.
Luego consiguió en las afueras de Englewood la herencia de una farmacia propiedad de una viuda de quien se hizo su amante y hombre de confianza. A base de falsificaciones de contabilidad y de malversaciones de fondos, logró hacerse dueño de la totalidad de sus bienes y después la hizo desaparecer.
Se cambió el nombre de Henry Howard Holmes para eludir el castigo de sus estafas y un esquema anteriores particularmente macabra había robado Holmes cadáveres de la Universidad de Departamento de Medicina y Cirugía, de Michigan mutilándolos, a continuación, reclamando los cuerpos eran víctimas de accidentes para cobrar el dinero del seguro.
Poco después de su llegada a Chicago, Holmes encontró empleo como farmacéutico y comenzó a trabajar en lo que sería su "castillo de asesinato." Bautizado como Mundial Fair Hotel, que era de tres pisos y un bloque completo de largo. El sitio fue diseñado aparentemente como un espacio de alojamiento para los visitantes de la Feria Mundial de Chicago, también conocida como la Exposición Colombina Mundial, que tendrá lugar en Chicago en 1893.





 Holmes Castle El laberinto de la muerte del Dr. Holmes



Para construir su castillo, el "Holmes Castle", el Dr. Holmes recurrió a varias empresas, a quienes nunca pagaba e interrumpía pronto sus obras, alegando que su trabajo era insuficiente, en realidad, él cambiaba los obreros para asegurar que nadie se percatara de su plan maestro, de esa manera, él era el único en conocer en detalle un edificio cuyo extraño arreglo habría podido suscitar la curiosidad. Se estaba preparando la exposición de 1893, que debía atraer a Chicago una cantidad considerable de gente, incluidas mujeres guapas, ricas y solas. Holmes adquirió un terreno gracias a una serie de estafas y emprendió la construcción de un hotel con aspecto de fortaleza medieval, cuya disposición interior concibió él mismo. Cada una de las habitaciones del inmueble estaba provista de trampas y puertas correderas que daban a un laberinto de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas disimuladas en las paredes, el doctor podía observar a escondidas a sus clientes.
Disimulada bajo el entarimado, una instalación eléctrica le permitía seguir en un panel indicador instalado en su despacho el menor desplazamiento de sus futuras víctimas. Con abrir unos grifos de  gas podía asfixiar sin desplazarse a los ocupantes de algunas habitaciones.
Las puertas fueron manipuladas con alarmas que realiza un seguimiento del movimiento de los huéspedes. Una habitación en el segundo piso era conocido por Holmes como la "cámara colgando secreto" y sirvió sólo el propósito uno podría imaginar.

Un montacargas y dos "toboganes" servían para hacer bajar los cadáveres a una bodega donde según los casos, eran disueltos en una cubeta de ácido sulfúrico, reducidos a polvo por incineración, o hundidos vivos en una cuba llena de cal. En una habitación llamada "el calabozo" había instalado instrumentos de tortura. Una de las máquinas instaladas llamó especialmente la atención de los periodistas: un autómata que permitía hacer cosquillas en la planta de los pies de las víctimas hasta matarlas de risa.
El Holmes Castle fue terminado en 1892 y la Exposición Universal de Chicago abrió sus puertas el 1 de mayo de 1893. Durante los seis meses que duró, la fábrica de matar del Dr. Holmes no se desocupó. El verdugo escogía a sus "clientas" con precaución, tenían que ser ricas, jóvenes, guapas, estar solas, y para evitar las visitas inoportunas de amigos o familiares, su domicilio tenía que estar situado en un estado lo más alejado posible de Chicago.

Este laberinto era en que Holmes atrajo a sus víctimas. Él asfixiar a ellos, colgar, incluso sellarlos en cámaras de la bóveda-como dejarlos morir de hambre o de sed. Sus cuerpos fueron colocados en un ascensor maniquí o bajaron por una rampa metálica secreta que conducía al sótano.
En la planta baja, Holmes sería entonces diseccionar cuerpos de sus víctimas, utilizando sus conexiones con la comunidad médica para vender sus huesos y órganos. Hornos gigantes, pozos de cal, y baños de ácido se instalaron en el nivel inferior y se utilizan para disponer de los restos.

Con el final de la exposición, las rentas del hotel acusaron una caída brutal y Holmes se encontró pronto corto de dinero. Para procurarse ingresos incendió el último piso de su inmueble y reclamó a su asegurador una prima de 60,000 dólares, sin pensar que la compañía podría hacer una investigación antes de pagárselos. Una vez descubierto, el doctor se refugió en Texas, donde realizó estafas que lo llevaron por primera vez a la cárcel. Liberado bajo fianza, volvió a salir unos meses después no sin haber puesto en pie una nueva operación criminal.
La idea era sencilla: un cómplice, llamado Pitezel, debía hacerse un seguro de vida en una compañía de Filadelfia. Luego se presentaría como suyo un cadáver anónimo desfigurado por un accidente. La prima que cobraría la sra. Pitezel sería repartida y el "muerto" iría durante algún tiempo a hacerse olvidar a Sudamérica. Sin embargo Holmes cambió de planes y mató realmente a Pitezel, evitándose la búsqueda de un cadáver desfigurado y quedándose con todo el dinero de la prima, ya que luego se deshizo de la sra. Pitezel y de sus hijos. Para su desgracia, Holmes tuvo la mala idea de cambiar su plan y de matar realmente a Pitizel. Aquella solución tenía en su opinión la ventaja de ahorrarle la búsqueda peligrosa de un cadáver y, sobre todo, permitirle quedarse él solo la totalidad de la prima, deshaciéndose ulteriormente de la Sra. Pitizel y de sus hijos, lo cual, para él, sólo era un simple trabajo rutinario.

Holmes fue arrestado en Boston en 1894, en la que las autoridades de punto de remontar su rastro a Chicago,  la policía registró el hotel, encontraron su laberinto de cámaras de tortura secretas, rampas, y las instalaciones subterráneas de disección. Teniendo en cuenta los métodos de Holmes, las autoridades encontraron restos humanos completos. Descubrieron un montón de huesos humanos y animales que incluyen los huesos de un niño de entre seis y ocho años de edad. Una pila de ropa de mujer con sangre fue encontrada junto a una mesa de disección cubierto de sangre seca, una cadena de oro y un zapato de mujer que fue encontrado en una gran estufa en el tercer piso.




La policía pudo conectar positivamente HH Holmes a nueve asesinatos. El sospechoso confesó haber asesinado muchos más, aunque algunas de las personas que nombró más tarde resultaron estar vivas.
Se descubrió que éste hotel había sido utilizado como lugar de tormento y sala de ejecuciones. Los agentes encontraron cámaras herméticas desde las cuales se podía bombear gas, un horno lo bastante grande para contener un cuerpo humano, cubas de ácido, y habitaciones equipadas con instrumental quirúrgico de disección así como toda la parafernalia de la tortura. En el juicio un testigo de la acusación describió su trabajo como empleado de Holmes, quien lo había contratado para que le descarnara tres cadáveres a razón de 36 dólares por cadáver. Ante el tribunal, Holmes afirmó haber asesinado a veintisiete personas a lo largo de su vida. Sin embargo, esta cifra es poco creíble porque el acusado confesó haber matado a personas que en ese momento seguían vivas, burlándose de la justicia. Aunque no se sabe con certeza el número de víctimas, los descubrimientos hechos en su castillo sugieren que es una cantidad considerable, y la cifra de doscientas personas aventurada por algunos criminólogos parece ser la más verosímil.






Holmes fue condenado a muerte por el Tribunal de Filadelfia y ahorcado el 7 de mayo de 1896, su ahorcamiento duró 20 minutos, su cuello no se rompió al caer y murió asfixiado  muchos decían que eso fue justicia divina por haber asesinado lentamente a muchas de sus victimas, Holmes contaba entonces con treinta y cuatro años. Nunca mostró arrepentimiento, pero sí solicitó ser enterrado a 10 pies de profundidad bajo una gruesa capa de cemento, para evitar así que otros pudieran robar su cadáver como el hacía en su juventud con otra gente.
Cuando Holmes fue ahorcado, en mayo de 1896, el circo mediático había exprimido al personaje y sus múltiples sombras. Dos días antes de la ejecución, el New York Journal de Hearst publicó una “confesión detallada” firmada por el asesino a cambio de 7.500 dólares: incluía desde abortos a tráfico de cadáveres y, desde luego, crímenes sanguinarios de mujeres, niños y ancianas a lo largo de todo el territorio de los EE UU. El documento era falso y fue redactado por un plumilla a las órdenes del magnate.
El "Holmes Castle" es aún hoy la casa de matar más sofisticada de toda la historia de la criminología.
Tal era la fama de Holmes que una frase lo inmortalizó en el imaginario colectivo: 
“Nací con el diablo como mi patrón a un lado de la cama cuando vine al mundo y ha estado conmigo desde entonces…”. H. H. Holmes


La historia norteamericana está plagada de cuentos sobre temibles asesinos en serie. Ted Bundy, John Wayne Gacy, Jeffrey Dahmer y muchos más han aterrorizado a los estadounidenses, y sus perversiones han dado lugar a todo tipo de leyendas. Cada uno de estos sociópatas tenía su accionar particular y Herman Webster Mudgett Holmes, H. H. Holmes o Dr. Holmes, El asesino en serie más elegante del mundo que aterrorizó a Chicago a finales del siglo XIX, no se queda atrás.



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eternas lunas

L.C.D



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