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lunes, 18 de julio de 2016

10 escalofriantes Micro cuentos de terror Escritos por LCD




Existen cientos de historias de terror, amamos el terror, y aunque muchos creen que las que más asustan sola las historias largas hay cuentos y relatos cortos llamados micro cuentos o micro relatos que logran congelarte la sangre y nos provocan encender las luces para dormir y cerrar las puertas con llave, muchas de estas historias son basadas en hechos reales, a continuación te cuento los más escalofriantes cuentos cortos de terror…

Debajo de la cama

Eran las tres de la mañana cuando mi hijo me despertó, hacía dos noches que no me dejaba dormir, me decía que había algo debajo d su cama, entonces caminábamos hasta su cuarto encendíamos la luz y lo recostaba diciéndole que era solo una pesadilla, pero aquella noche cuando cerré la puerta gire para verlo y vi una sombra rápida meterse debajo de su cama, primero pensé que era algún efecto del ojo, muchas veces nos parece ver cosa a nuestro alrededor y no le damos importancia alguna, mi niño comenzó a llorar y temblar, entonces para dejarlo tranquilo me incliné y miré bajo la cama, ahí lo vi era una extraña criatura de grandes colmillos que jaló hacía debajo de la cama.

El llanto de bebe




Otra noche más de llantos, mi bebe lleva siente días en casa, esto de ser padre primerizo es bastante estresante, escuché que aquella hermosa voz femenina cantaba una dulce canción de cuna, entonces volví a cerrar los ojos para seguir durmiendo, mi esposa estaba asistiendo a nuestro bebe, seguí durmiendo mientras se escuchaba como ella tarareaba aquella dulce canción, a los pocos minutos el bebe dejó de llorar, sentí que alguien estaba acostado junto a mí y ponía su mano sobre mi espalda, el terror se poseyó, de un salto me incorporé en la cama, encendí el velador, y vi a mi esposa, le dije que acaba de escucharla cantándole al bebe no entendía como hizo para volver a la cama tan rápidamente, lo extraño era que se notaba que la desperté cuando salté de la cama, entonces ambos gritamos y corrimos a la habitación del bebe, la cuna estaba vacía y las cortinas eran mecidas por el viento, la ventana estaba abierta, aquella dulce canción de cuna no la cantaba mi esposa, Alguien se había llevado a nuestro niño.


 "En el Chat"

Eran las 3 am, de una noche de verano, llovía, las cortinas de su alcoba eran mecidas por el viento, con la luz del monitor como única compañía, Sara se dispuso a chatear con alguien puesto que se sentía sola, sus padres estaban de vacaciones, de repente alguien escribió en su Chat
- Hola Sara te sientes sola, puedo hacerte compañía...
la chica sonrió y respondió
- Si ¿Desde que lugar del mundo me escribes?
- Mira por tu ventana! Escribió él.
La chica aterrada se puso de pie, un relámpago estallo iluminando a un hombre parado frente a la ventana, en una mano tenia un teléfono celular y en la otra un cuchillo de caza, Sara Grito tan fuerte como pudo al verlo ingresar riéndose extrañamente.

“En la madrugada”



El timbre de la calle me despertó, miré el reloj en la pared, eran las 4 de la madrugada ¿Quién podría llamar a esta hora? Baje lentamente las escaleras, a esta edad tan entrada uno pierde un poco la movilidad, me dolían las rodillas desde hacia días, note que la puerta se sacudía un poco, ahora golpeaban con los puños desesperadamente, eso me asusto, entonces me pare junto a la puerta,
-         ¿Quién es? Pregunté
-         Abran por favor es urgente.-  Me respondió una voz  femenina, se presentía angustiada. No supe bien que hacer, seguramente era alguna mujer a la que perseguían o querían robar, la calle esta cada vez más peligrosa, pensé que si la dejaba entrar para que se resguardara podrían ingresar a mi casa también. Entonces intente llamar al 911 pero el teléfono no tenía línea, mientras tanto la voz del otro lado de la puerta repetía ahora gritando con desesperación – Abra señora, abra la puerta. Di vuelta la llave y exclamé, -¡Entre rápido!
Era una mujer joven de cabello largo, llevaba puesto lo que parecía un vestido de luto,
-         ¿Qué le ocurrió señorita? Le pregunté
-         Debo decirle algo muy importante Antonia. - Dijo ella con su rostro ya apacible.
-         ¿Cómo sabe usted mi nombre? No la conozco.- Le dije. La mujer sonrió, es que no se da cuenta, es su hora vine a buscarla, respondió ella, su risa inundó de terror el fondo de mi alma, entonces subí las escaleras mirándola de a ratos, cuando llegue a mi habitación vi mi cuerpo a un costado de la cama.


La dentista



Luz acaba de separarse de su novio, porque se había enamorado de otro hombre, Cesar quedó destrozado por la ruptura y la infidelidad de su novia, pero lo acepto y se mudo de casa. Luz se lavo los dientes y uso el hilo dental,  sonrío mirándose al espejo felizmente, se fue a dormir estaba muy cansada después de una larga jornada de trabajo en el hospital dental, ella era dentista y mejorar sonrisas era su gran don, cuando estaba por a punto de entrar en el país de los sueños, le pareció escuchar ruidos en la casa, se levantó entre dormida y despierta y revisó todo,  pero no había nada extraño, puso llave a la puerta y volvió a la cama, entonces al fin se entró en un profundo sueño. Cuando se despertó le dolía la cabeza y tenía mucha sed, fue al baño, cuando se miró al espejo notó que su boca estaba muy hinchada se sentía realmente mal como si estuviera de resaca algo confundida abrió el grifo y  en el lavatorio encontró una gran cantidad de dientes, su visión estaba borrosa no comprendía bien lo que estaba sucediendo, entonces abrió la boca pues le dolía y sentía un sabor a sangre,  notó que alguien le había arrancado todos los dientes, en el espejo encontró una nota que decía – “Esta es tu nueva sonrisa con amor Cesar”

El sótano



Elizabeth estaba trabajando en la remodelación de la vieja casa de su abuela, como los obreros trabajaban decidió improvisarse una habitación en el sótano de la casa, el cual estaba lleno de cajas y cosas viejas que debían ser tiradas, a su abuela le gustaba juntar revistas y cosas que no sirven de nada, como había alquilado su departamento se quedaba en aquella vieja y húmeda casa mientras se trabajaba, Elizabeth se despertó algo mareada, había dormido más de 12 horas, le picaba el cuello, notó que tenía dos puntos rojos, parecían ronchas de alguna picadura, pensó que quizás en el sótano había pulgas o algo que la había picado, entonces comenzó a mover muebles viejos y tirar basura, cansada se fue a dormir, a media noche una terrible comezón en todo su cuerpo la despertó, el ardor era insoportable, le picaba todo el cuerpo, extendió la mano en la oscuridad para encender el velador, cuando al fin lo logró, vio que su cama estaba repleta de arañas que habían picado durante toda la noche, alrededor las cucarachas volaban y se posaban sobre su cabello, quedó petrificada dura del susto por un instante, intentó levantarse pero más cada vez que se movían sentía una nueva picadura en su cuerpo.

“El último vagón”

Era una fría noche de invierno, sentado en el último vagón del tren a altas horas de la madrugada, leía para no dormirme, después de 48 horas trabajando en la guardia del hospital estaba exhausto, en la siguiente estación subió una chica, tenía un cuerpo perfecto, me miraba de reojo, parecía ser hermosa pero no lograba verle bien el rostro, quizás era un poco joven para mí, pasaron varias estaciones y nadie más subió al tren, la chica me sonrió, su cabello cubría la mitad de su rostro, entonces pensé ¿Porque perder una oportunidad de tener sexo? Después de todo ella me miraba, me sonría, me provocaba cruzando sus delgadas y arqueadas piernas cada tanto, seguramente esperaba que yo me acerque y entable una conversación, para terminar revolcados en mi lecho, ¡Sí! Pensé ella quiere un poco de diversión, me levante, y fui hasta ella, quien inclinó la cabeza como sintiendo vergüenza, - ¿Cuál es tu nombre? Le pregunté. Ella solo se reía en un tono muy bajo, como entre dientes, entonces me tomé el atrevimiento de correr su cabello para poder ver bien su hermoso rostro, sus ojos cristalinos se clavaron en los míos, dio un salto sobre mí echándome al suelo, le basto un solo golpe para dejarme inmóvil y así poder clavar sus colmillos en mi cuello.

Los amantes

Dos poetas sentados frente al silencio del mundo, la mudez del arte de leer, la voz interior susurrándoles poesías y rimas que a nadie le importa en este mundo tan globalizado y sucio, donde se están perdiendo los códigos, ellos tomados de las manos, palidezco al imaginarlo, ellos dos, tan enamorados de sus sombras, muy tiernos, muy íntimos, muy solos, se besan con total pasión y amor, en un cuarto en penumbras, mirando la ventana abierta a la luna contemplando las estrellas... La humanidad daría cualquier cosa por ver aquella escena de amor incondicional y puro, Gesticulan un texto que al caer produce miedo, desnudez, admiración... No por el amor proferido entre estas almas que parecen haber nacido para estar juntas, sino porque ella salvajemente arranca el corazón de su victima para conservar ese perfecto instante de amor, sin el desgaste diario, sin el olvido, así se congelo para siempre este momento perfecto de amor eterno, sonríe y suspira felizmente cuando observa el corazón en su mano.



“Eleonora una leyenda”


Eleonora fue otra victima del amor; su cansado corazón dejó de latir al descubrir a su amado esposo siéndole infiel con su propia hermana, dos semanas después  de su muerte la mujer despertó en su tumba sedienta de venganza añorando su carne caliente, sólo la ira la dominaba, su cuerpo resucito pero su corazón no latía, entonces Eleonora cobró venganza asesinando a su hermana arrancándole el corazón frente a su esposo el cual lo devoró, fue entonces que Eleonora descubrió que sólo comiendo corazones infieles, lograba hacer latir el suyo durante 5 segundos luego su corazón volvía a morir lentamente, todas las noches Eleonora visitaba a su esposo, susurrándole que le devolviera su corazón quebrado por amor, lo torturó noche tras noche desde 1936 hasta que el al fin murió, cuenta la leyenda que el cuerpo de Eleonora aún camina entre nosotros, sintiendo su corazón quebrado por amor, y buscando la manera de hacerlo latir en su pecho. Eleonora puede detectar aquellos corazones que fueron infieles o traicioneros, todas las noches sale de su tumba sedienta y hambrienta camina hasta que salen los primeros rayos de sol, y cuando encuentra un corazón infiel entonces lo arranca salvajemente de su pecho, con sus propias manos y lo devora para calmar su sed de venganza y  para poder sentir su corazón volver a latir durante 5 segundos.


 “La pianista”

Caía el ocaso, aquel anochecer se percibía distinto, quizás era por la neblina, o porque la luna estaba ausente en el cielo, Andrés se preparo una taza de café, se sentó junto a la ventana a leer, la casa se sentía tan silenciosa, sobre todo a esa hora del día, su difunta esposa había sido pianista y solía tocar largas piezas todos los días justo a las 8 pm , Andrés un año atrás había asesinado con arsénico a su mujer por dinero, ella misma se sirvió el veneno que estaba hábilmente mezclado en una azucarera de porcelana, la mujer endulzó su té de manzana y esa misma noche murió, jamás lo descubrieron y pensó salirse con la suya, el reloj marco las 8 pm y en la casa comenzó a oírse una bella melodía, aterrado al escucharla dejó caer la taza ya vacía, camino con pasos temblorosos hasta donde estaba el piano de su esposa, sus teclas sonaban solas, Andres comenzó a sentir fuertes dolores de estómago, sin darse cuenta había usado la misma azucarera que tenia arsénico en su interior, no comprendió como pudo sucederle esto ya que él la había arrojado a la basura un año atrás.



Con estos micro cuentos de terror nos damos cuenta que no se necesitan historias muy largas para asustarnos o perturbarnos el sueño, el miedo nace porque le tenemos miedo a los desconocido, los miedos viven dentro nuestro, pero ojos que a esos miedos puedes darle vida y podrían en este momento estar observándote y esperando pacientemente a que te quedes dormido, el terror es un sentimiento de pánico que no afecta a todos en diferentes grados, así que te recomiendo que no duermas esta noche con las luces apagadas, espero les haya aterrado estas historias tanto como a mí al escribirlas, les deseo una dulces pesadillas esta noche.

L.C.D

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