John Wayne Gacy, Jr. (17 de
marzo de 1942 – 10 de mayo de 1994),
conocido también como “Pogo”
o “El payaso asesino”, fue un asesino en serie estadounidense que violó y mató
a 33 hombres jóvenes entre 1972 y 1978. Veintiséis de sus víctimas fueron
enterradas en el semisótano de su propia casa, otras tres en otros lugares de
la casa, y otras cuatro fueron lanzadas a un río cercano.
Se le llamó “El payaso
asesino” porque hacía servicios sociales en desfiles y fiestas de niños vestido
de payaso, se hacía llamar “Pogo el payaso”, personaje que creó él mismo
La historia real de John
Wayne Gacy dice que una arteria cerebral colapsada, producto de un golpe en la
cabeza con una hamaca en el jardín de su casa cuando tenía once años, era la
responsable de haber transformado su cerebro en una mente psicopática, según
algunos expertos. También padecía una extraña dolencia cardíaca cuyo origen
nunca pudo ser determinado.
Toda la vida de Gacy resultó
una constante sucesión de idas y venidas. Fue torpe en los estudios, se
matriculó en cinco universidades y tuvo que abandonarlas todas; sin embargo,
terminó su último intento de estudiar Ciencias Empresariales y se licenció con
brillantez. Hasta llegó a ser un hábil hombre de negocios. Se enroló en
asociaciones caritativas, cristianas y civiles que apoyaban a la comunidad,
entretenía a los niños que estaban en el hospital y en los orfelinatos
encarnando a “Pogo, el payaso”.
Incluso llegó a actuar en un
acto frente a la primera dama de los Estados Unidos de aquel entonces, Rosalyn
Carter.
Era considerado un buen
ciudadano, honesto y agradable, de aspecto bajito y obeso, intimo amigo del
alcalde y nombrado en una ocasión, por una revista, “Hombre del Año”.
ALGUNOS DETALLES
PREMONITORIOS
Gacy había sido acusado
previamente de violentar sexualmente a un niño de la ciudad de Waterloo. Él
siempre sostuvo que las acusaciones no eran más que un montaje creado por el
sector crítico de una de las asociaciones cívicas a las que él pertenecía. Sin
embargo lo encuentran culpable, le dan diez años de prisión y por buena
conducta queda libre en un año y medio.
Mantuvo una oscura relación
con su primera esposa, llena de altibajos y cambios de temperamento. Tuvo dos
hijos a los que amó y respetó, sin que eso nublara un ápice su eficacia para
atraer y matar a 33 adolescentes. En 1968, se convierte en gerente de un
restaurante en Iowa pero es arrestado por sodomizar a uno de los empleados y
sobornar a un testigo. A causa de este incidente su mujer se divorcia de él. Al
poco vuelve a Chicago y se casa por segunda vez pero mantiene oculta una
homosexualidad, que nadie conoce.
Ya en esta etapa, John Gacy
se vuelve un eficaz hombre de negocios, dedicado plenamente a hacer crecer su
empresa de albañilería y decoración, a cuidar de su casa, a amar a su segunda
esposa y a cultivar las relaciones sociales. El tiempo libre siempre lo
dedicaba a los demás: organizaba las fiestas vecinales más famosas del barrio,
volvía a encarnar a “Pogo, el payaso” y amenizaba las tardes de los niños
ingresados en el hospital local. Incluso fue tentado por la política y se
presentó como candidato a concejal. Y lo habría llegado a ser si no se hubiera
cruzado en su camino el joven Jeffrey Rignall y su tenaz lucha por la
supervivencia.
UN JARDÍN QUE OLÍA DEMASIADO
MAL
La vida social del hombre que
los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en
varios hospitales subía como la espuma. Dos de sus fiestas más sonadas, una al
estilo “vaquero” y otra hawaiana, llegaron a congregar en su casa a más de
trescientas personas. Todas regresaban a sus domicilios comentando dos cosas:
lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal
que olía su jardín. Se rumoreaba que un terrible hedor fluía por las calles
cercanas a la casa de Gacy y su segunda esposa. Ésta estaba convencida de que
bajo las cañerías de su casa había algún nido de ratas muertas. Él aseguraba
que el olor se filtraba desde un vertedero cercano. Ningún vecino supo
reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar.
Una de las tantas víctimas
En diciembre de 1978, la
madre del joven de 15 años Robert Piest empezó a impacientarse al ver que no
regresaba del trabajo. El chico se ganaba un dinero extra ayudando en una
farmacia, y estaba a punto de entrevistarse con un tal Gacy que le había
ofrecido mejorar su situación si trabajaba como albañil para él. La
desaparición de Robert fue puesta en conocimiento del teniente Kozenczak del
departamento de policía de Des Plaines. Entre sus pesquisas, el agente hizo una
llamada a Gacy, ya que su nombre aparecía entre los papeles del chico. Por
supuesto, el ciudadano Gacy no acudió a la cita (se excusó diciendo que estaba
enfermo), pero se presentó voluntariamente en la comisaría al día siguiente.
Para entonces, el teniente se había encargado de estudiar el historial penal de
aquel hombre (sentenciado e indultado por asaltar a un menor). Aunque Gacy negó
cualquier relación con Piest, la policía logró una orden de registro de su
domicilio en la que se incautó del más completo arsenal de instrumentos de
tortura jamás visto en la región. Pocos días hicieron falta para lograr que
Gacy confesara y entregara a la policía un detallado plano del jardín de su
casa, en el que había marcado los lugares donde yacían 23 cadáveres, los demás
fueron encontrados en el río Des Plaines.
En febrero de 1980, comienza
el juicio contra Gacy. Durante el juicio, Gacy aseguró que existían “cuatro
John: el contratista, el payaso, el vecino y el asesino” y constantemente
respondía con las palabras de uno y de otro. Sus abogados defensores alegaban
inocencia por enajenación por un trastorno de personalidad. El jurado no se
convenció ya que en el crimen había un seguimiento de la víctima y
premeditación. En 1988 fue condenado a 21 cadenas perpetuas y a 12 penas de
muerte.
Lo que Gacy no pudo explicar
fueron los motivos que le llevaron a dejar con vida al joven Rignall, cuya
declaración sirvió para mandar al criminal a la camilla donde se le aplicó una
inyección letal el 10 de mayo de 1994.
La prensa lo apodó “The
Killer Klown” (El Payaso Asesino) y generó todo tipo de películas
cinematográficas, como “Gacy, the killer Clown”, “It”, “To catch a killer” y
“Clown House”.
Los asesinatos
En 1977, David Daniel, que
por aquel entonces tenía 28 años, declaró que John le ofreció llevarlo a la
estación de buses, pero Daniel rehusó. También dijo que Gacy era muy
insistente, llegándole a pedir siete veces e incluso ofreciéndole marihuana. De
dos víctimas que fueron reportadas como “sobrevivientes”, Daniel es el único
vivo en relatar el procedimiento de John Wayne Gacy.
Ninguna sospecha recayó en
Gacy, hasta el 12 de diciembre de 1978, cuando fue investigado después de la
desaparición del adolescente de 15 años, Robert Piest, quien fue visto por
última vez junto a él. Un allanamiento en casa de John reveló diversos artículos
relacionados a otras desapariciones.
El 22 de diciembre de 1978,
Gacy acudió a sus abogados y confesó sus crímenes. Declaró haber asesinado por
primera vez en enero de 1972, cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de un
joven y ver como la sangre brotaba del cuerpo, sintió una sensación de
excitación, y esto comenzó a gustarle. También confesó haber matado a 33
individuos e indicó la ubicación de 28 de los cuerpos a la policía. Estaban
enterrados en su propiedad. Las otras cinco víctimas, dijo, las había arrojado
al cercano río Des Plaines. Al menos una de las víctimas fue recogida en la
estación de buses. El individuo más joven tenía solo 9 años y el mayor tenía
cerca de 20. Ocho de las víctimas estaban tan descompuestas que nunca fueron
identificadas. Los cuerpos fueron descubiertos desde diciembre de 1978 hasta
abril de 1979, cuando la última víctima conocida fue hallada en el río
Illinois.
En 1998, mientras se
realizaban reparaciones en el estacionamiento trasero de la casa de la madre de
Gacy, las autoridades encontraron restos de, al menos, cuatro personas más
Mientras estuvo en prisión se
dedicó a la pintura de cuadros de temas relacionados con el circo y los
payasos, que llegaron a tener un valor de más de 300.000 dólares.
También concedió varias
entrevistas al FBI, en las que llamaba a sus víctimas “maricones” y “escoria de
la sociedad”. Al hablar de sus crímenes, hablaba de su otro “yo”, Jack Handley,
el cual había sido el autor de los asesinatos. Pasó 14 años en la cárcel y el 9
de mayo de 1994, fue ejecutado por inyección letal.
Sus últimas palabras fueron:
“¡Bésenme el culo!, nunca sabrán dónde están enterrados los demás”…
Una vez comenzada la
ejecución, los químicos letales inesperadamente se solidificaron, atascando el
cuarto tubo que Gacy tenía conectado a su brazo. El equipo que llevaba a cabo
la ejecución reemplazó el catéter y 10 minutos después, la ejecución se reanudó
bajo la atenta mirada de los testigos, que observaban detrás de una ventana
cubierta por una persiana. El proceso tardó 18 minutos en completarse. Los
anestesistas argumentaron que el percance ocurrido con los químicos
solidificados se debió a la inexperiencia de los oficiales de la prisión que
cumplían con la ejecución.
Curiosidades
La antigua celda de John
Wayne Gacy fue utilizada durante la filmación de la serie estadounidense Prison
Break.
Jonathan Davis, vocalista de
la banda Korn, compró el traje de payaso de Gacy.
El cantautor estadounidense
Sufjan Stevens incluyó una canción sobre John Wayne Gacy en su álbum Illinoise
(2005).
La banda argentina de rock
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota escribió un tema sobre John Wayne Gacy,
titulada “Pogo”.
Stephen Gregory Bier Jr,
ex-tecladista de la banda Marilyn Manson, tomó parte del nombre de John para su
nombre artístico: Madonna Wayne Gacy.
La vida y crímenes de John
Wayne Gacy sirvieron de inspiración para la obra literaria It de Stephen King.
El grupo Synthpunk llamado
Mindless Self Indulgence en su álbum en vivo Alienating Our Audience
interpretan la canción “Panty Shot” que habla de la Pedofilia y de John
Wayne Gacy.
En la serie de televisión
South Park es parodiado en el episodio “Hell on Earth 2006″ junto con Ted Bundy
y Jeffrey Dahmer como “Los Tres Asesinos” en parodia a “Los Tres Chiflados”.
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