miércoles, 4 de mayo de 2011

La Guardia- cuento de terror-Fotos- Lucila Castro Díaz


Era la madrugada de un domingo tormentoso, los relámpagos sonaban tenebrosos en la guardia del viejo hospital;  con un gesto de preocupación estaba la mujer sentada con su hija adolescente la cual tenia un fuerte dolor en el pecho, una pareja joven con un bebe, dos mujeres tomando mate junto a la ventana la cual tenia los vidrios rotos ya que una de ellas estaba fumando; la guardia era pequeña, había vomito seco junto a la puerta del baño clausurado. Allí sentados en los bancos del fondo, bajo una lámpara rota, estaba la muerte, el diablo y el ángel del señor.
 La muerte jugaba con su guadaña haciéndola girar mientras que miraba a un hombre que dormía junto a ellos cubriéndose con una hoja de diario, el diablo cruzado de piernas ojeaba su libro preferido “El Kama Sutra”, el ángel dormía placidamente; cuando frena la ambulancia de los bomberos, la muerte corrió a la puerta ansiosa,           
- Ahí vino... - repetía feliz.
El diablo miró su reloj, marcaba las 3:30 hs, se desabrochó con elegancia el segundo botón de su camisa de seda negra, se acercó al ángel y pateándolo exclamó -¡Aprende ricitos! - Una de las camillas ingresó rápidamente al interior de la guardia, la otra, la dejaron junto a la ventanilla, el bombero grito - Morgue... alguien que firme.-  La muerte chasqueó los dedos, el alma salió del cuerpo inerte, era un hombre de mediana edad, con los ojos desorientados se dirigió a ellos con pasos mudos,
- ¿Estoy... estoy... muerto...muerto? -preguntó.
El diablo sonrió y apoyó su mano en el hombro del hombre,
-         No te lanzas de un noveno piso y vivís para contarlo... veni conmigo te espera una gran fiesta eterna, con todas las mujeres y travestís que tanto te gustan. - Abrió la puerta del baño clausurado y desaparecieron; el ángel preocupado suspiro,
-         ¡Cada ves son más! Exclamó y se persignó.
La muerte iba y venia por toda la guardia, le temblaban las manos mientras que se tocaba con las uñas los morados y finos labios; se sentó al lado de la chica que tenia el fuerte dolor en el pecho, la miró apuntándola con su guadaña,
- No debes ser impaciente... debes esperar falta poco tiempo. - Gritó el ángel al verlo.
 La adolescente cayó al piso agitándose, su madre gritó desesperada - Es un infarto. - Las mujeres que tomaban mate corrieron y golpearon la ventanilla de entrada, a los minutos salieron unos médicos, e intentaron reanimarla, la muerte chasqueó los dedos, el alma joven salió de su cuerpo; sonrió mirando al ángel quien la tomo de ambas manos, una luz de colores indefinidos cubrió el lugar, - Ya no habrá más dolor. - Le dijo el ángel con su dulce y tenue voz.
Aquella luz era tan brillante que enceguecería a todo aquel que vive en la oscuridad, el diablo salió del baño, cubriendo sus ojos, - ¡Hay que dulce ricitos! - Exclamó mientras que se elevaban a la gloria eterna;
-         ¡Cuidado piba!, mira que es gay... A ver si la pones de una ves. - Gritó  el diablo, luego se tiro sobre el banco para seguir con su lectura.
La muerte seguía yendo y viniendo por el lugar mordiendo sus labios, se acerco a la pareja con el bebe, le hizo una mueca graciosa al niño, el que comenzó a llorar aterrado, - Bien esqueleto seguí así, vas a matarlo de un susto.- Dijo el diablo.
La muerte salió a la calle, se encendió un cigarrillo, la lluvia había parado, suspiro mirando con melancolía el cielo gris, la luna se reflejaba a medias  en el asfalto roto; volvió a entrar, el ángel lo miraba con pena, el diablo dejo su lectura,
-         Decime esqueleto a que hora estira la pata el que entro, y ¿Con quien se va?, fijate en esa lista que tenes - Preguntó el diablo.
La muerte mira sin prestar mucha atención su carpeta, después se sienta junto a ellos,
-         En una hora fallece...pero hay un problema con esta alma, Sebastián tiene tantas cosas buenas como malas, su balanza esta equilibrada.- dijo la muerte
-         Se viene conmigo y listo. - dijo el diablo.
-         No, el bien siempre gana... acaso no recuerdas que salvo la vida de la niña que cruzaba la calle, la que casi arrollan en la ruta. - Replicó el ángel.
-         ¡Si!... porque estaba tan borracho que se despertó justo al verla y choco contra el otro automóvil... es de los míos... escucha música cumbia villera... se droga... se emborracha... se la pasa el día en los video juegos... roba a su madre...  va a la escuela a levantar mujeres... ¿Qué más queres?-  Dijo el diablo.
El diablo y el ángel del señor comenzaron una
discusión por aquella alma joven, la muerte para apaciguar las cosas, extrajo de su parca un mazo de cartas;
-         Jueguen una partida al que gana le entrego el alma. - Dijo.
-         No... el juego es pecado. - Dijo el ángel aterrado
-         Y no es pecado tu vicio con los morochos de rasgos fuertes. - Contestó el diablo.
El ángel se dio por vencido, a los minutos estaban a los gritos jugando al truco.
La muerte miraba con melancolía por la ventana, las mujeres que tomaban mate chusmeaban, las miraba de reojo, luego escucho,
-         Toma ángel gay el pibe es mío para toda la eternidad. - El diablo feliz; la muerte chasqueó los dedos; el alma de un chico de unos dieciocho años salió del interior de la guardia, miraba atónito para todos lados hasta que los vio, los tres lo observaban intrigados venir hacia ellos,
-         ¿Estoy muerto?.. ¿Quiénes son ustedes?-Preguntó.
-         Es que nadie se da cuenta, se te cayó encima un boludo que se suicido lanzándose de un noveno piso...  mira el esqueleto chueco que ves allá es la muerte, es tan mala en su trabajo que por eso fue designado a este puesto, el estúpido rubio  es ricitos de oro el ángel gay del señor, a la guardia de los hospitales siempre mandan los peores trabajadores, y yo soy el amo de la oscuridad, el señor de las tinieblas. - Dijo el diablo y movió luego levemente la cabeza.
-         Ah... ¡si!, Víctor Sueiro habla de ustedes en su libro, que en paz descanse ¡No!... ¿Y el túnel?... ¿La luz? señor diablo.- Preguntó.
-         La luz la veras conmigo hijo. -Dijo el ángel
-         Con vos va a ver otra cosa...no lo escuches pibe... vení Sebastián conmigo te espera una gran fiesta eterna con todas las mujeres, drogas que desees. - dijo el diablo abrazándolo.
-         Si yo voy solo que no me llamo Sebastián soy Nicolás. - Dijo el chico mientras que pasaba su mano a través de las personas en la guardia.
-         ¿Quién...? - gritaron los tres
-         No se enojen yo voy encantado. - Dijo
-         No... No mi señor va a enojarse mucho. -Dijo el ángel arrodillándose.
A la muerte se le cayó la lista de las manos, el diablo la tomó, la misma decía que a Sebastián se le caería en cima un suicida a las 15:30 hs;
-         Mira muerte de mierda, las 3:30 no es lo mismo que las 15:30hs... fue tu estúpida  ansiedad lo que indujo al hombre a saltar antes de hora... me lo llevo igual. - Dijo el diablo mostrando su furia.
-         No...No podes las reglas lo prohíben... las reglas dicen que si yo cometo un error como este el alma equivocada debe tomar su lugar y la otra la que quedo vivirá los años de la herrada, después se van juntos...solo que...- dijo la muerte asustada.
-         ¿Qué...?- gritaron los dos. Un relámpago iluminó a la muerte cuando respondió,
-         Que el alma equivocada debe estar con nosotros hasta el día señalado, para que no se convierta en un alma perdida, debemos cuidarla y jamás dejarla sola.-
-         ¿Y cuanto le queda a esta alma? - Preguntó el diablo.
La lluvia comenzó otra vez, el chico cantaba su música preferida,
-         treinta y cinco años. - Respondió la muerte y se sentó,
-         Buenísimo voy a estar con ustedes un
          montón de tiempo,¿ y las mujeres señor      
          diablo?,¿ las drogas?, ¿El túnel luminoso           
           señor ángel?. - Dijo Nicolás abrazándolos.
-         Sentate pibe y no jodas querés. - Dijo el diablo Empujándolo.
Por unos minutos se quedaron en silencio, luego Nicolás barajo las cartas.



“Un profundo agradecimiento a la guardia del hospital de San Miguel, Provincia
de Buenos Aires que me inspiró este cuento”
“A sus trabajadores, médicos, personal de enfermería, etc, que sin nada hacen milagros” 



"Pasillos por donde suelen verse almas que no quieren dejar el hospital, almas perdidas que deambulan por todo el hospital"


"Este pasillo antiguamente unían las salas, cuando fue remodelado comenzó a verse el alma de un doctor que atraviesa las paredes como si pasar por lo que antes fue el pasillo que unía las salas"


Escalera a la Muerte- esta escalera lleva al quirofano, en ocasiones se escuchan pasos por la madrugada de personas que suben con los pies descalzos, de eso doy fe los oí
en otra oportunidad subiré mas fotos del hospital que ya ha cumplido 110 años


3 comentarios:

  1. Un interesante relato que nos adentra en el mundo de los hospitales de la clase humilde, en donde la gente de escasos recursos debe esperar pacientemente para recibir una atención "digna". Lucila nos abre la imaginación internándonos en lo que ocurre en aquellos fríos pasillos y rincones de esos lugares, es como si la gente presenciara como se juega la vida de sus seres queridos, que en algunas o muchas ocasiones, mueren sin recibir la tan esperada atención.
    Lucila, representa magistralmente esa situación de angustia y desesperanza, pero a la vez con un toque de ironía irreverente que sólo la Maestra nos puede entregar… Excelente trabajo.

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  2. Como siempre un placer tus comentarios mi querido amigo saludos

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